Jonás - Amar al falto de amorMuestra

  

Dios escucha nuestra petición de ayudas 

Lectura: Jonás 2:3-4

DEVOCIONAL: Salmo 31:22 

“Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.” – Salmo 31:22

Jonás estaba en medio del mar profundo, rodeado de agua y altas olas. Estaba en medio de la oscuridad, desesperado y preguntándose si Dios todavía estaba allí. Necesitaba ayuda y no tenía a nadie más que a Dios a quien recurrir. 

Estando en el medio del mar, su primer pensamiento fue que Dios no podía verlo. A veces nos sentimos así también, ¿verdad? Hay situaciones y tiempos difíciles en los que pensamos que Dios nos ha abandonado. Solemos olvidar que Dios siempre nos escuchará cuando clamamos por ayuda. Siempre. Y eso es lo que Jonás hizo. Clamó al Señor y reconoció que le necesitaba. 

Hebreos 4:16 dice “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. El diablo a veces quiere que pensemos que no podemos acercarnos a Jesús pero, como tenemos un sumo sacerdote que es omnipotente y compasivo, podemos llegar confiadamente ante Su trono. 

¿A quién te vuelves cuando necesitas ayuda? ¿Recurres a tu esposo, un amigo, un consejero? ¿Quién es tu primera opción? Dios provee ayuda en tiempos de necesidad. No hay ninguna petición demasiado pequeña ni demasiado grande para Él. Él siempre escucha nuestro grito de ayuda. 

Padre Celestial, mi corazón descansa en la confianza que tenemos en Ti. Te alabo porque Tus ojos están sobre los justos y Tus oídos escuchan su clamor. Amén.