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Convertirse en discípulos

Recapitulemos lo que hemos aprendido al leer Juan 15. Entendemos que Dios permanece en nosotros y su deseo es que también moremos en Él. También mencionamos que somos sus ramas y debemos permanecer conectados. Así como los árboles pierden sus ramas durante una tormenta, también podemos elegir desconectarnos de nuestro Padre, sin embargo, si lo hacemos, algo muere y no se siente bien. Mientras permanezcamos conectados, veremos el fruto que producimos. Jesús nos dice que una rama no puede dar fruto por sí misma, debemos permanecer en Él. Por último, entendemos que convertirse en discípulos no solo glorifica a Dios, sino que es un proceso de por vida. Estamos creciendo y madurando continuamente en nuestro caminar con el Señor.

Como discípulos de Cristo, todavía tenemos mucho que hacer siguiendo al Señor. Recuerda, es un proceso de por vida. Para algunas personas, puede significar comenzar a orar. Puedes ir a la iglesia, pero nunca oras y hablas con Dios. Para otros, puede significar comenzar a leer la Biblia. Sí, asistir a la iglesia nos permite aprender más acerca de la Palabra de Dios, pero no hay nada como que personalmente la leas y estudies. La Biblia, te hablará de vida y ayudará en tu caminar con Cristo. Tal vez asistas a la iglesia, ores y leas la Biblia, pero ahora es el momento de seguir esos pasos para asistir a un estudio bíblico o servir intencionalmente a otros fuera de la iglesia. O tal vez hayas asistido a la iglesia por un tiempo y ahora es el momento de involucrarse y servir. Este proceso será diferente para todos. Se trata de crecimiento espiritual en nuestro caminar personal con Cristo.

Sin importar qué hagamos, que sea en el nombre de Jesús. Lo hacemos como una invitación para servir al Señor y convertirnos en sus discípulos. No somos trabajadores sociales. Todos estamos en el proceso de "llegar a ser". Convertirse, es lo opuesto a desconectarse. Cuanto más nos convertimos en sus discípulos, más nos conectamos con nuestro Padre. Cuanto más nos conectamos con Dios, más nos conectamos con el cuerpo de Cristo (otros discípulos). Y cuanto más nos conectamos entre nosotros como comunidad cristiana, más nos reunimos para hacer el trabajo de Dios aquí en la Tierra. Somos discípulos del Cristo resucitado.

Convertirse en los discípulos de Jesús es parte de su plan. Somos su extensión de las buenas nuevas. Él nos creó con ese propósito. Todavía no ha terminado con nosotros, estamos destinados a caminar con Él. Mira tu vida y pregúntate: «¿cuánto de mi tiempo doy de comer a mi espíritu? ¿Cómo es mi agenda durante el día?» Al igual que te alimentas con el desayuno, almuerzo y cena o tomas agua cuando tienes sed, nuestras almas también están hambrientas y sedientas del Dios viviente. Necesitan tiempo para conectarse. Elegir ser discípulo y unirse a este proceso de toda la vida requiere una conexión continua. Jesús es la vid, y que nunca olvidemos que somos las ramas.