Convertirse en discípulosMuestra

Dar fruto

La relación es parte de nuestro viaje con Jesús. Es parte de nuestra vida como cristianos, no solo con Cristo, sino con otros hermanos y hermanas en Cristo. El Nuevo Testamento nunca habla de un cristiano solitario. El gran John Donne, nos dijo «Ningún hombre es una isla». Casi todos los aspectos del cristianismo están de alguna manera conectados a la comunidad. La comunidad está en el corazón del cristianismo y de buscar ser discípulos. Solo cuando nos apoyamos unos a otros en nuestro ministerio y vivimos como cristianos, realmente somos capaces de ser discípulos efectivos. Nos necesitamos unos a otros para ser una comunidad; para convertirnos en una sociedad de discípulos.

Cuando Jesús dijo: Yo soy la vid, ustedes son las ramas, nos está diciendo que nos mantengamos conectados con Él y con los demás. Somos el cuerpo de Cristo, no podemos minimizar la importancia de esta conexión.

En 1992, estaba en Florida cuando pasó el gran huracán Andrew. No sé cuántos recuerden el huracán Andrew, pero fue una gran tormenta. Era estudiante de seminario en ese momento y recuerdo el impacto que tuvo esta tormenta en nuestra sociedad. Se suponía que pasaría por el Atlántico y el Caribe, así que definitivamente no lo esperábamos, pero estábamos preparados para ello. Al día siguiente, después de la tormenta, abrí la puerta de entrada de la casa y pude ver todo el daño. Parecía una zona de guerra. Los autos fueron destruidos por baldosas de concreto que habían volado de los techos. Los árboles estaban caídos o desarraigados y solo unos pocos días después de la tormenta, mientras conducía por el vecindario, casi podía ver de inmediato las ramas. Las ramas que se desconectaban del tronco o se habían separado del tronco principal, empezaban a secarse y marchitarse. El color de las hojas comenzó a cambiar, y se podía decir que las ramas iban a tener que ser cortadas.

Jesús dice: Permanece en mí, como también yo permanezco en ti. Ninguna rama puede dar fruto por sí misma; debe permanecer en la vid. Tampoco puedes dar fruto a menos que permanezcas en mí. Él quiere que tengas mucho fruto y que desees permanecer conectado. Cuando nos desconectamos de la vid, algo muere. Algo no está bien. Jesús deja en claro que no solo Él permanece en nosotros, no solo estamos conectados a Cristo, sino que solos no podemos hacer nada.