Juntos para toda la vidaMuestra

Siembra buena semilla

Algunas de las cualidades de la amistad son, confianza, transparencia, fidelidad, honestidad, comunicación, respeto, afecto, amor incondicional, sin esas cualidades no se puede tener un matrimonio. Hay gente que dice: yo no puedo hablar de esto con mi esposa. Si es así, ella no es tu mejor amiga. Lo que quiere Dios es que tu cónyuge sea tu mejor amigo, tu mejor amiga, yo sé que al cónyuge, no se le puede decir todo al cien por ciento, pero noventa y ocho se puede, mira el otro dos por ciento, mejor que se lo digas a Dios y a nadie más.

Conceptualiza que tu matrimonio es tu paraíso, y allí hay problemas, te voy a decir la razón número uno: la Biblia dice que la semilla fue sembrada, pero que las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas, la codicia por otras cosas, (queremos más, lo más grande, lo mejor) las preocupaciones por formar una vida, entran y ahogan la Palabra y hace que no produzcan fruto. En otras palabras, la semilla se ahoga, por lo que tú sabes que tienes que hacer, pero no lo haces, e impides que se dé fruto en tu matrimonio. 

Las preocupaciones vienen y ahogan y no permiten que la relación sea fructífera, que sea bendecida, que se desarrolle, que tu crezcas espiritualmente, lo ves, tú no puedes tener un buen matrimonio, si no estás bien espiritualmente, las dos cosas van juntas. Por lo tanto, Dios dice: ponme a mí primero, ponme en tu matrimonio, y cuando tú pones a Dios primero, creces espiritualmente. Tienes que ser discipulado, y cuando tengas esas disciplinas, tu matrimonio será bendecido.

Comienzas a interesarte en las necesidades de tu cónyuge, inviertes tiempo en conversación; esa es la solución y todo se arregla, y si se arregla, vas a ser feliz, y si eres feliz vas a seguir casado. Pero nos entra el afán por las cosas, y nos afanamos por tener lo último de la tecnología, y descuidamos a los hijos, la gente, hasta al perro y el gato. Como empezamos a obtener cosas, decimos, mira cómo el Señor me está bendiciendo; y nos obsesionamos por manejar las cosas que tenemos, y no apreciamos la gente que tenemos. 

Entras en un proceso de engaño, una decepción. Creemos que nos casamos y que para edificar una vida, lo que tenemos que hacer es concentrarnos en obtener cosas, las cosas vienen. ¿Sabes lo que dice Jesús? Primero busca el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas te van a ser añadidas.