GuerraMuestra

Si tu problema se origina en los lugares celestiales, entonces necesitas una solución que se origine allí. La mayoría de nosotros estamos vagamente conscientes de los ángeles porque ellos no son parte de nuestro mundo físico. Pero necesitamos entender que los ángeles de Dios y los demonios del infierno son guerreros en la batalla cósmica entre Dios y Satanás.

Cuando escuchas a creyentes decir que ellos están siendo atacados por el diablo, seguramente se refieren a que están siendo acosados por sus soldados. Satanás es un ser limitado, al igual que cualquier otro ser creado. Él no está presente en todas partes, no es todo conocedor, o todopoderoso. Satanás no es Dios, pero él tiene todo un aren de ángeles malos que puede usar para ataques espirituales. Cualquier cosa que el infierno pueda traer en tu contra es el resultado de actividad satánica en el mismo ámbito en el cual Dios opera, llamado lugares celestiales.

Tú y yo no somos rival para el poder y engaño de Satanás y su ejército. Necesitamos el poder de Dios para neutralizar y, eventualmente, vencer los ataques de Satanás en contra nuestra. Podemos estar agradecidos que Dios ha establecido Su trono en los lugares celestiales, enfrentando Su reino contra el reino de las tinieblas. El reino de la oscuridad tiene su propio rey, Satanás, y él quiere estar a cargo del universo. Sin embargo, cuando se refiere al universo, no hay duda de que el reino de Dios y su Rey, Jesucristo, están firmemente al mando. Y la victoria eterna de Jesús ya se encuentra asegurada. Sin embargo, Dios nos ha permitido escoger en nuestra vida individual quién reina sobre nosotros.

Apocalipsis 12 representa un día en el que la guerra invisible en los lugares celestiales estallará en una forma muy visible. El versículo 7 nos muestra quien es el enemigo en este conflicto:

"Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;"

El Arcángel Miguel y los ángeles sagrados están luchando contra Satanás y los ángeles que se rebelaron con él. La batalla es angelical, pero ellos están peleando sobre la tierra. Por ende, la guerra en el cielo directamente afecta lo que está sucediendo en la tierra.

Estamos en medio de un conflicto angelical, una rebelión satánica, en la cual Satanás está buscando traer al mundo entero bajo su mando. Esto significa que cuando tú naciste de nuevo en el reino de Dios, naciste en una guerra.

Naciste un guerrero.

Estás rodeado por un enemigo espiritual, pero la batalla no es para la tierra o cualquier cosa física. Esta batalla cósmica es paragloria.

El problema es: ¿Quién va a obtener la gloria en este universo? ¿Quién va a ser adorado? ¿Quién tendrá notoriedad? ¿Quien va a tomar las decisiones?

Satanás esencialmente le ha dicho a Dios: "Tú no puedes tener toda la gloria en la creación. Yo quiero parte de la gloria para mí mismo."

¿La respuesta de Dios?: "Mi honra no la daré a otro" (Isaías 48:11).

Claro que esta respuesta no le gustó a Satanás, así que se dispuso a robar lo que no era legítimamente suyo: la gloria. La batalla es por la gloria. Entender esto es la mitad de la batalla. Es por esto que Pablo nos dijo: "Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios" (1 Corintios 10:31; ver también Colosenses 3:23).

Gloria: de eso se trata la batalla.