MOTION X: Vivir en MOVIMIENTOMuestra

A menudo equiparamos nuestro llamado con lo que hacemos o con lo que realizamos para Dios. Nos medimos basándonos en nuestro éxito o fracaso. Pero cuando miramos las Escrituras, vemos que el llamado de Dios para nuestra vida es diferente a lo que pensamos. Cuando nos llama, lo hace por quienes somos, no por lo que hacemos. Nuestro deseo de seguir a Jesús crece cuando sabemos, en nuestro corazón, que somos quienes Él dice que somos. 

Piénsalo de esta forma. Si adopamos un perro, nos llevará tiempo acostumbrarlo a que responda a su nuevo nombre. Probablemente lo llames y no obtengas respuesta. Pero una vez que lo aprende, seguirá las órdenes y disfrutará de tu amor completamente.

Lo mismo ocurre en nuestra relación con Cristo. Cuando sabemos nuestro nombre, oiremos cuando nuestro Señor nos llame. La obediencia no será más una carga, sino un deleite porque encontraremos protección y experimentaremos la plenitud de Su amor.