Desvíos: Lecciones de JoséMuestra

Paciencia y propósito

Hace unos años fui con mi esposa a Hawaii porque debía dar una charla. Como no vamos a Hawaii muy seguido, decidimos agregar unos días al viaje para relajarnos y descansar. Los planes estaban hechos. El clima estaba perfecto. Terminé mi charla y estábamos listos para relajarnos.

Los primeros días estuvieron bien, pero pasó algo que nunca olvidaré. Antes de darme cuenta, me sobrevino un dolor feroz. Nunca había sentido algo así. Ahora bien, soy un hombre, y si alguno me conoce, sabrá que me enorgullezco de ser un "hombre del Reino". Sin embargo, en ese momento, hasta un hombre del Reino gritaba en agonía. En ese momento sentí mucha compasión por todas las mujeres que han dado a luz. El dolor era tan insoportable que casi no podía hablar y sentía que me desmayaba.

Lois organizó el transporte y nos dirigimos al hospital más cercano. No me malinterpretes, agradezco que existan los hospitales y los doctores. Y comprendo que necesitan obtener toda la información relevante antes de poder administrar algún tratamiento. No queremos que cometan errores, así que comprendo que los procesos son importantes. Pero, cuando un dolor tan agudo se apodera de ti, llenar formularios o esperar sentado en una silla a que llamen tu nombre es lo úlitmo que quieres hacer. Los minutos se sentían como milenios. Si alguna vez has estado en una sala de emergencias, entonces sabes de lo que hablo.

Esperar, cuando sientes mucho dolor no es divertido. De hecho, esperar no es divertido bajo ninguna circunstancia. Nos impacientamos cuando las filas en la tienda son muy largas. Suspiramos cuando el tráfico impide que vayamos a la velocidad que queremos ir. Queremos nuestra comida en cuanto hacemos el pedido. Nuestra nación ciertamente es el hogar de los libres y valientes, pero no es exactamente una vasija de paciencia.

Pero la paciencia es una virtud que todos necesitamos. Así que cuando Dios te pone a ti o a mí en un desvío que parece tomar demasiado tiempo — y especialmente cuando incluye dolor —la paciencia, cuando se practica correctamente, posiblemente hasta puede acelerar el camino hacia tu propósito.