Reconociendo la voz de Dios // Aprende a encontrarloMuestra
Las cosas difíciles
El Espíritu Santo en nosotros, nos dice:
Podría ser otro de esos días. Sí, lo sé. ¿Quieres ayuda para que esto cambie? Quieres levantar las manos, tu corazón, rendirte, tirar la toalla y decirme que ya no puedes seguir, ¿no es así? Sí, lo sé. Y estoy de acuerdo en que no puedes. No puedes seguir con esto. No puedes seguir sin mí. No sin esperanza ni libertad, por cierto. Y sé que estás aquí por eso, porque ahora te inclinas dispuesto a escuchar. Estás cansado de hacer las cosas por ti mismo, de tratar de cambiarlas, estás cansado en general, y dudas si tus esfuerzos están haciendo una diferencia para bien.
Oh, hijo/a, recuerdaYosoy buenoYo soy bueno.
Puedes contar conmigo. Yo voy a enseñarte un camino diferente para enfocar tu situación. No estoy hablando de pasarlo por alto, haciendo ver que las cosas están bien cuando no lo están. Existe maldad en este mundo. Hay maldad, un enemigo que se opone, te distrae y te jala en contra de lo que es bueno. Y sí, la vida es difícil. Es dura.
Pero Yo soy bueno. Yo soy bueno. Yo soy bueno.
Hija, hijo, en medio de este caos, ¿puedes encontrarme? Puede ser que las circunstancias no mejoren, pero tu perspectiva sí. Todavía podrías sentir que la angustia te destroza, pero eso no sucederá. El dolor podría sentirse como si fuera demasiado grande como para soportar, pero no lo es. Yo te sostengo. Sin duda. Ahora mismo, yo te tengo.
Entonces, ¿qué hacer con esta difícil situación? ¿Qué se debe hacer cuando el problema parece muy grande, el resultado no puede ser controlado, y no ves un final para el desastre de este día? ¿Qué haces? Primero, déjame sostenerte; déjame decirte que estoy contigo. Que te amo y mi amor por ti es el poder que te equipa para mantenerte en pie.
Puedes seguir adelante, mi valiente. Puedes seguir confiando en mí, sabiendo que este problema, este dolor, esta dificultad no me intimida. Hay un manera de salir. Toma mi mano. Yo te sostengo con fuerza. Podemos pasar el fuego juntos. Y yo protegeré tu corazón, si así lo permites. Y te mantendré cerca si deseas que mi fuerza te sostenga. Eres tú a quien protegeré y nunca dejaré. Eres tú a quien busco y anhelo. Tú eres la persona que puede hacer más de lo que jamás has soñado porque soy yo quien lo ha soñado. Yo soy capaz de hacer que mis propios sueños, mis propios sueños para ti, se hagan realidad.
Ejercicio:
¿Cómo llegas al lugar donde tu corazón cree que Dios, tu buen Padre, está aquí, ahora mismo; aquel en quien puedes confiar, sin importar de qué se trate?
¿Cómo llegas al lugar donde tu corazón cree que Jesús está contigo en medio del fuego?
¿Cómo empiezas a notar que Él está contigo, su mano en tu hombro, nunca separándose de tu lado?
Dedica unos momentos imaginando dónde está Jesús. Intenta mirarlo realmente. Siente su presencia contigo en medio de esta dura experiencia. Imagina qué está haciendo ahí. Imagina su respuesta a los obstáculos, al fuego.
Permite que Él te dé una nueva imagen, una imagen de cómo está contigo en todo momento.
Permite que Él te dé una imagen de cómo te protege... de cuán bueno es Él... Y que todo esto no es muy difícil de soportar.
Escrituras
Acerca de este Plan
La voz de Dios puede venir como un susurro amable o como el vendaval de un huracán. La clave es reconocerla, de cualquier forma que venga, y confiar en que Él es bueno; que Él es más grande que cualquiera de nuestras luchas. Inicia este Plan de cuatro días y empieza a aprender cómo encontrarlo a Él, su voz, su presencia, y únete a los muchos hombres y mujeres que experimentan Rush | El espíritu Santo en la vida moderna.
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