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"Tercera parte: Una puerta estrecha – Vivir en grande."

Me encanta la manera en que Pablo se dirigió a los corintios sobre la vida con Jesús: «Nosotros no los hemos limitado. La pequeñez que ustedes sienten proviene de su interior. Sus vidas no son pequeñas, pero ustedes viven de una forma pequeña. Estoy hablando tan claramente como puedo y con gran cariño. Abran sus vidas. ¡Vivan de manera abierta y expansiva!» (2 Cor. 6:11-13, MSG).

En otros términos, vive de manera abierta y expansiva, de forma compasiva y, con gracia, abarcándolo todo. Pablo dijo a los corintios que la «pequeñez» viene de dentro de nosotros, y no de Dios. La puerta de entrada para conocer a Dios parece apretada y estrecha solo cuando tratamos de hacerlo por nuestra cuenta. Cuando nuestra mente no puede comprender la obra milagrosa de Cristo, entonces, en lugar de permitir que Su gracia y Su poder salvador nos asombren, criticamos o desechamos lo que no entendemos y retrocedemos ante lo que parece desconocido. Las reglas, los límites, las normas y la disciplina se convierten en una carga solo cuando nos vemos obligados a obedecer y comprender en nuestro propio poder lo que simplemente no podemos hacer.

Por medio de Jesús, tenemos libertad y vida, propósito y poder, gozo y paz. La puerta estrecha nunca te hará una persona más pequeña; porque nunca acabarás en segundo lugar si pones a Dios en primer lugar. Por el contrario, hay muchas promesas en la Biblia que hablan de los beneficios de poner a Dios primero. La versión The Living Bible, en Proverbios 3:6, declara: «En todo lo que hagas, pon a Dios primero, y él te dirigirá y coronará tus esfuerzos con éxito».

Cuando reflejas de forma activa y precisa quién es Jesús, e incluso cuando muestras la vida abierta y espaciosa que Él trae cuando pasamos por la puerta estrecha, algunas personas se sentirán atraídas a Dios por causa tuya. Se darán cuenta de algo diferente en ti, algo sobrenatural, un destello de Cristo. Otras pueden tratar de silenciarte o apagar tu voz, ya sea porque afirman conocer a Dios, pero no lo representan de forma sincera, o porque no lo conocen y simplemente no pueden entender las cosas de Dios.

Vivir en grande por medio del poder del Santo Espíritu te autoriza a moverte en todo lo que Dios tiene y te obliga a decir la verdad sobre quién es Él y lo que ha hecho. Donde el Espíritu de Dios nos abre puertas, hay que seguir caminando, sabiendo que la puerta es estrecha, pero no restrictiva. «Así de amplio es Él, tan espacioso, que todo lo suyo encuentra su lugar en Él sin colmarse» (Col. 1:19, MSG).

Oración: Padre, deseo vivir la vida en grande que has planeado para mí. Reconozco que no puedo hacer esto con mi propia fuerza sino a través del poder de tu Espíritu. Ayúdame a reflejar a Jesús y a vivir con autenticidad.