Toda acción tiene consecuenciasMuestra
Preguntas por hacernos
Ayer, después del paréntesis, concluímos preguntándonos por qué las cosas están saliendo mal. Si éramos exitosos, ganábamos millones, prosperábamos y estábamos empleados, y de repente nos echaron y no conseguimos otro trabajo, todo se perdió, nos arruinamos y quién sabe qué más; tendríamos que analizar si el afán por las riquezas nos alejó y nos hizo olvidar a Dios. ¡La Biblia lo dice! Reflexionemos: ¿será que le di prioridad a mi trabajo y a la economía, y no busqué primero el reino de Dios y su justicia?, ¿será que no honré al Señor con mis bienes?
Si somos empresarios y estamos a punto de quebrarnos, preguntémonos si cometimos una injusticia con un empleado, si los salarios son malos o le debemos a alguien... Si estamos enfermos, cuestionémonos si es por pecado, una amargura, un resentimiento, juzgamos a otro enfermo, no honramos a nuestros padres… Si la unción se fue y la iglesia que pastoreábamos o el ministerio exitoso que teníamos de repente cae, preguntémonos si nos pasó lo de Sansón porque la Biblia dice que él era un ungido a pesar de su pecado, pero llegó un momento en el que perdió esa unción y ni siquiera se dio cuenta.
«¿Por qué me accidento tanto o todo el tiempo me rayan el carro?». En días pasados fui a predicar a un lugar distinto al que pastoreo y cuando saqué el carro del parqueadero, ¡estaba rayado! En ese instante recordé que hace un tiempo en un centro comercial abrí la puerta de mi carro y rayé el de al lado. Esperé unos minutos y pensé: «no vino el dueño, ¡de malas!», y me fui. Cuando vi mi carro rayado recordé ese detalle. Algunos preguntarán qué hacer si el daño está hecho y no hay manera de repararlo: arrepentirnos de corazón y clamar por el afectado. En mi caso rogué: «Señor, dale un mejor auto; ¡un Mercedes Benz, quizá!».
Escrituras
Acerca de este Plan
Un análisis de Josafat, su integridad, sus errores y sus victorias nos ocupa en este devocional. El autor suma a esa historia un panorama de algunos personajes de la Biblia y sus quejas, alabanzas, temores y malas decisiones; así como sus aciertos al cambiar su manera de pensar y actuar. Todo para llevarnos a concluir que cada acción tiene consecuencias.
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Nos gustaría agradecer a Andrés Corson, pastor de la iglesia El Lugar de Su Presencia en Bogotá, Colombia, en un acuerdo con El Centro Network para este plan. Si desea saber más sobre estas organizaciones, visite http://www.supresencia.com y http://www.elcentronetwork.com