Noqueado en el décimo roundMuestra
Su poder
Plaga 8: Langostas
Dios le recordó a Moisés que había endurecido el corazón de Faraón y que todavía vendrían más desastres. También compartió la razón de hacerlo: Dios quería que los israelitas les contaran a sus hijos y a sus nietos como Dios había dejado sin nada a Egipto. Quería que contaran la historia de su poder y grandeza de generación en generación.
¿Late tu corazón por el futuro del pueblo de Dios, o estás tan preocupado con tu propio rincón en la historia que no puedes ver la importancia de las partes de esta historia por venir? ¿Les cuentas a tus hijos acerca de la manera en que Dios ha obrado en el pasado y en tu propia vida? ¿Los envistes con la gran historia de su plan redentor, para que se pueda contar todavía después de que te hayas ido? ¡Oh, que le contáramos a la siguiente generación acerca del poder de Dios!
Cuando Moisés predijo la plaga de langostas, Faraón nuevamente intentó hacer un trato con Moisés y con el Dios de Israel. ¿Alguna vez te has imaginado que pudieras hacer un trato con Dios para obedecer parcialmente? La obediencia parcial suele ser desobediencia mitigada. Confiar en la dirección de Dios no significa saltar fanáticamente de un risco; tampoco significa que podamos bajarnos parcialmente. Debemos ser oidores, no negociadores con Dios. La solicitud de Moisés era clara como el cristal, Faraón pensó que todavía tenía fichas para negociar en la mesa. Sus funcionarios le rogaron acceder cuando escucharon la predicción de Moisés diciendo: «Deje ir a los hombres para que sirvan al Señor su Dios. ¿No se da cuenta de que Egipto está destruido?». Pero el sultán de los esclavos no iba a acceder, y esperó a que sonara la campana del noveno round.
La siguiente apuesta de Faraón fue sugerirle a Moisés que solo se llevara a los hombres de Egipto. Cuando Moisés respondió que todos —hombres, mujeres, niños, animales— debían salir de Egipto, Faraón se rehusó y echó a Moisés y a Aarón de su presencia. Moisés entendía que seguir las instrucciones de Dios para Israel, era un trato de «todo o nada», incluso aunque Faraón no lo entendiera. Entonces a la orden de Dios, Moisés extendió su mano sobre Egipto y grandes nubes de langostas lo infestaron, devorando todo en los campos y cubriendo la tierra hasta oscurecerla y hasta que nada verde permaneció en el país.
Escrituras
Acerca de este Plan
Imagínate una pelea de box entre Faraón y Dios. Las diez plagas que vinieron sobre Faraón y Egipto nos enseñarán tres cosas: La presencia de Dios está en todas partes. Su mano providencial guía la historia. Y su poder no tiene rival en el universo. Como Creador del cielo y de la Tierra, su amor supremo le ha dado un propósito único a su pueblo: mostrarle al mundo su grandeza.
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Queremos agradecer a Gregg Matte, autor del libro "Finding God's Will" (Baker Publishing Group), en colaboración con El Centro Network. Gregg es el pastor principal de la Primera Iglesia Bautista de Houston. Si desea saber más sobre estas organizaciones, visite: http://www.bakerpublishinggroup.com, http://elcentronetwork.com, https://houstonsfirst.org