Cómo construir nuestra vida sobre la RocaMuestra

Edifica con temor a Dios y no con temor al hombre

Ya vamos por más de la mitad de nuestro estudio acerca de cómo construir nuestras vidas de una manera firme y duradera. Hasta ahora, hemos encontrado varias claves acerca de cómo edificar vidas sólidas y hoy tenemos una clave más: edificar con temor a Dios y no con temor al hombre. 

Este pasaje habla de la generosidad, de la oración y del ayuno, cosas que uno podría hacer para que otros lo viesen y estuviesen impresionados, o que podría hacer por verdadero amor al Señor. ¿Cómo podemos edificar vidas sólidas? Una clave es pensando a largo plazo, no enfocados en esta vida temporal, sino enfocando absolutamente todo lo que hacemos (ya sea dar, orar o ayunar) en lo eterno. El énfasis de Jesús, es hacer todo esto en secreto. Una y otra vez, Jesús nos llama a poner nuestra mira en nuestro Padre y no en el qué dirán los que están a nuestro al rededor. 

En medio de nuestro día a día, puede que sea fácil olvidarnos de que esta vida es pasajera y empezar a enfocarnos en las recompensas terrenales que podamos recibir. Pero si te fijas, en Apocalipsis, vez tras vez Jesús le promete a los que venzan y a los que lleguen hasta el final, una serie de recompensas. Nuestro Dios es un Dios eterno y nos invita a vivir con esa misma mentalidad eterna, para así recibir recompensas mucho más grandes de lo que podamos imaginar o concebir.

¿Qué orden nos da Jesús para la construcción de nuestra casa? Construir nuestra casa sobre la roca está directamente vinculado a esto: si buscamos recompensas temporales - la aprobación del hombre, el aplauso del público y las riquezas del mundo – estaremos construyendo nuestra casa sobre la arena; pero si buscamos recompensas eternas – la sonrisa y el aplauso de nuestro Padre Celestial y los tesoros en el cielo – estaremos edificando nuestra casa sobre la roca. Así que, conforme terminas el devocional de hoy, pídele perdón a Dios por las veces que has servido, dado u orado, pensando solo en esta vida y en las recompensas que puedas recibir aquí y rétate a dar, orar y ayunar sin que nadie a tu al rededor lo sepa.