Quiero saber para qué me salvóMuestra

Lo que antes éramos en Adán y lo que ahora somos en Cristo

A través de toda la carta a los efesios, vemos un comparativo de lo que éramos antes y lo que ahora somos en Cristo. Antes estábamos sin Cristo, ahora estamos en Cristo. Antes estábamos sin Dios, ahora Dios está con nosotros. Antes estábamos muertos pero ahora hemos sido resucitados. Antes estábamos en delitos, pero ahora estamos en justificación. Antes vivíamos en pecado, hoy vivimos en santidad. Antes caminábamos en la corriente de este mundo, hoy tenemos la mente de Cristo. Antes éramos conforme a Adán, hoy vivimos y operamos conforme a Cristo. Antes éramos hijos de desobediencia, ahora somos hijos de Dios. Antes estábamos en la carne, hoy estamos en el espíritu. Antes operábamos en lugares terrenales, hoy operamos en lugares celestiales. 

Dos realidades totalmente diferentes, de acuerdo al representante de nuestra vida, de acuerdo al que tiene autoridad legal sobre nosotros y los únicos que tienen esa autoridad son Adán y Cristo. Si vives bajo la autoridad de Adán, vives la primera realidad, pero Dios, con su riqueza, en su misericordia, transformó la realidad del hombre, produjo lo que ahora somos en Cristo. De eso es de lo que Dios nos salvó. 

¿Para qué nos salvó? Para mostrar, enseñar al mundo que Él es rico en su misericordia. Para que la iglesia dé a conocer la multiforme sabiduría de Dios a los principados y potestades. «Principados» en el griego es la palabra «arque», significa los primeros, los gobernantes. En la carta que escribe a Tito, Pablo dice que recuerde a los creyentes que se sometan a los «arques», gobernantes, líderes, los que van por delante, los que son primeros en las diferentes áreas de la vida. «Autoridades», es «exousia» en griego, que también se traduce como potestad. Cuando los sacerdotes preguntaron a Jesús, ¿con qué «exousia», autoridad haces estas cosas?, utilizaron esta palabra.

¿Para qué nos alcanzó Dios? Para que anunciemos a los gobernantes, líderes, autoridades, desde los lugares celestiales, donde estamos sentados con Cristo, donde se encuentran todas las bendiciones espirituales a las que tenemos derecho. Quiere decir, que Dios nos salvó, para que ahora, por lo que nos ha concedido desde la posición que tenemos en Él desde los lugares celestiales, anunciar a los pobres, necesitados, viudas, enfermos, drogadictos, prostitutas; pero también líderes, gobernantes, a los principales en todas las áreas de la vida; decirles lo que Dios ha hecho a través de nosotros. Para que la iglesia realice la función de anunciar a todos la multiforme gracia de Dios.