Quiero saber para qué me salvóMuestra

Eva no representó a la humanidad, Adán sí

Los habitantes actuales de California, no existían cuando se firmó el tratado Guadalupe Hidalgo, y son afectados hoy, por ese tratado. Por lo que hizo un hombre en 1848, la mitad del territorio mejicano se perdió en un acto jurídico. Adán, trasladó a todos los hombres en un acto, al imperio de la muerte. Dios le dijo: el día que comas del árbol morirás. 

Eva comió y no pasó nada, porque Eva no tenía facultad jurídica sobre la humanidad. Dios le dijo a Adán, específicamente: el día que tú comas entonces morirás. Eva no era la representante de la humanidad, fue Adán quien puso en operación, por su transgresión, la naturaleza de pecado en todos los hombres y la muerte, ese día, pasó a todos los hombres. Cuando Adán pecó, todos pecaron, no es tu acto o tus actos personales o tu problema con Dios, sino que es un problema legal de quien a ti y a mí, nos representaba. Dios se mueve a través de leyes. Todos los hombres que hemos habitado en esta tierra, hemos sido representados por Adán y algunos, en esta dispensación de la gracia, somos representados por Cristo.

Solamente existen dos reinos: el de Dios y el de las tinieblas. Solamente hay dos realidades espirituales, la de la vida y la de la muerte. Mahoma no representa a nadie en el espíritu. Buda, no representa a nadie en el espíritu. Ningún líder religioso de la historia o del presente, representa a ninguna persona legal o espiritualmente ante Dios. Porque solamente existen dos representantes de Dios en la historia, el primer Adán y el segundo Adán, mencionado en las Escrituras como el postrer Adán, que es Cristo. 

Si yo quisiera salir de la jurisdicción de los Estados Unidos, y les digo, qué les parece si hoy nosotros decidimos formar una nueva nación, con sus propias leyes. Yo puedo decirlo, creerlo, pensarlo, pero el hecho que yo lo haga, no va a causar absolutamente nada. Lo que el hombre pueda pensar, lo que pueda hacer y decir, a mí no me representa. Buda o Mahoma, no significan absolutamente nada. Lo que el hombre quiera pensar, no significa absolutamente nada. Yo no puedo formar una nación, así como ninguna otra persona puede estar en ninguna otra jurisdicción espiritual, que no sean estas dos. Solo se puede estar en Adán, en pecado, en muerte, operando en los aires naturales; o estar en Cristo, justificado, con vida y operando en los lugares celestiales.