La oración y el amor, un estilo de vidaMuestra
Amar sin importar quién esté mirando
Por otro lado, se nos pide amar sin importar quién esté mirando. ¿Son los filipenses los únicos creyentes que necesitan aprender que la obediencia no se limita a los momentos cuando los apóstoles están presentes? Es durante la ausencia de Pablo que él los exhorta a permitir que el fruto de la salvación se exprese en forma visible y reverente.
La sensibilidad ética comienza solo cuando Dios transforma y renueva nuestras mentes, al rendirnos completamente en sacrificio a Él. Las inclinaciones indispensables que motivan toda acción humana son la integración de la razón con la emoción que forma lo que llamamos «carácter», que son las respuestas en la vida que reflejan disposiciones habituales.
El carácter del creyente surge de la renovación del entendimiento y la transformación del corazón lo que nos da la convicción de que Dios nos ama sin reserva e incondicionalmente. Del verdadero amor a Dios y a la humanidad fluye directamente toda gracia espiritual, toda actitud noble y sacrificial; y de estas brota una santidad uniforme en todas nuestras relaciones humanas.
Las acciones santas fluyen de actitudes santas, cultivadas con un carácter santo. El amor inteligente no es mágico ni automático, sino dinámico y práctico. Tal vez sepamos qué debemos amar, pero eso no nos ayuda si no escogemos hacerlo.
Todo hijo de Dios debe saber que el amor inteligente es asunto de la cabeza antes que pueda ser asunto del corazón. No es un sentimiento enajenante o una emoción momentánea, sino el deseo de hacer la voluntad de Dios sobre cualquier otra cosa. Es la decisión inteligente de seguir el bien y rechazar el mal que afecta a otro.
El amor debe ser sin fingimiento, así como Pablo lo enseñó en su carta a los Romanos. No hay palabra en el vocabulario humano más pervertido que la palabra «amor». Se emplea comúnmente como alguna emoción, pasión o sentimiento, pero Pablo pide en oración que el amor de los filipenses sea inteligente, intencional e integral. El conocimiento sin amor es racionalismo y no vale nada, así como el amor sin conocimiento es sentimentalismo que no produce nada.
El amor por el que Pablo ora, se caracteriza primero, por el «conocimiento» en el sentido de sensibilidad ética. Segundo, por tener toda comprensión; profundidad de percepción, en otras palabras, «toda clase de comprensión espiritual».
Acerca de este Plan
Un estudio práctico de la oración apostólica de Pablo en el primer capítulo de su carta a los Filipenses, en el cual podrás encontrar la manera de sobreponerte a las circunstancias, hasta el punto de modelar con tu vida el maravilloso amor de Cristo. Vemos cómo el Apóstol Pablo, ora para que el amor en nosotros, no solamente crezca, sino también llegue a la cumbre de la perfección.
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Nos gustaría agradecer a Basilio Patiño en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: www.redrema.org www.elcentronetwork.com