Vivir como un resucitadoMuestra

Recuerda la verdadera condición del hombre

¿Recuerdas cuál era tu condición antes de conocer a Cristo? Trata de recordar. ¿Cómo estabas cuando Dios tocó la puerta de tu corazón? Entender por la Palabra, en qué condición estábamos es clave para vivir adheridos y completamente entregados al evangelio del reino de Dios. Recordar la condición en la que estaba es clave para no retroceder, para no abandonar la causa del reino, para no regresar al lugar de donde Dios te sacó, y por ende, avanzar en el Reino. 

La razón por la cual muchos comienzan en el evangelio, y luego se apartan de él, es porque perdieron la capacidad de recordar la condición real en la cual se encontraban cuando Dios los alcanzó con la salvación. En otras palabras, perdieron la memoria espiritual. 

Algunos dicen: –Yo conocí al señor cuando padecía de un cáncer, Él me sanó de esa mortal enfermedad y por eso hoy le sirvo.

Otros dicen, –Yo conocí al Señor cuando estaba en la cárcel, gracias a Él pude salir de allí.

Otros, –Cuando conocí al Señor mi situación era difícil, ya que estaba en proceso de divorcio, pero allí llegó Jesús y restauró nuestro matrimonio. 

Ejemplos de «testimonios» como estos, hay muchísimos, y no se puede obviar que cosas como las que acabo de mencionar son reales y quizás tu te puedas sentir identificado. Pero a la luz de la Palabra, la condición en la cual nos encontrábamos era mucho más grave de lo que imaginas. 

En orden de importancia, qué es primero ¿la sanidad o la vida?, ¿resolver un problema, o la vida? Por supuesto que la vida es primero. Por eso la Escritura no dice, «yo he venido a resolverles los problemas», por eso no dice, «hoy he venido a darles sanidad». La Escritura dice, «Yo he venido a darles vida, y vida en abundancia».

Esto indica que el problema real del hombre no era de cáncer, divorcio, drogas, delincuencia, infidelidad matrimonial. El problema real del hombre era un asunto de muerte. Vale aclarar que no estoy diciendo que Dios no sana, que Dios no te asiste en tus necesidades, por su puesto que sí. Pero esas cosas no son la causa original de la condición en la que te encontrabas. 

Quizás Dios te sanó de un estado de coma, o libertó de las drogas, de la delincuencia, que milagrosamente Dios le permitió pagar una deuda, entre otros. Pero a la luz de las Escrituras, hoy recobraremos la memoria de lo que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo hizo, a fin de que te levantes si estás en el piso emocional, y resurjas repotenciado en Cristo, porque hoy los hijos entendidos en esta generación, necesitan trabajar en el propósito eterno que les fue delegado.