El aire que respiroMuestra

El círculo de la adoración

La adoración es algo personal, pero también es algo que hacemos juntos.

En otras palabras, nuestras respuestas de adoración a Dios son tanto personales como colectivas. Y, cada tipo de respuesta está entrelazada con la otra. A través de Cristo hemos sido reconectados con Dios, y en Él somos unidos los unos a los otros. Cada uno de nosotros desempeña un papel único.

No estoy hablando de religión organizada, sino del organismo llamado iglesia. Si crees en Dios, Él te ha hecho parte de su cuerpo, su pueblo. Parte de su adoración es hacer conexión con otros creyentes a tu alrededor.

El propósito principal de la iglesia (el pueblo de Dios) es adorar. En esencia, la iglesia existe para glorificar a Dios y, sin su vida y voz, la expresión del cuerpo está incompleta.

Sin embargo, incluso en el marco colectivo, la adoración no empieza con la actividad de un grupo: comienza con las respuestas individuales a lo que Dios nos ha revelado de Sí mismo. Estas respuestas no solo suceden una vez a la semana...suceden cada día.

No somos diseñados para operar en un ciclo de adoración semanal, sino en una conexión, momento a momento, de nuestra adoración personal que forma tanto parte de nuestras vidas como el aire que respiramos.

Cuando nos unimos a otros creyentes en adoración, traemos ese mismo sentido de enfoque que hemos tenido en nuestro caminar diario, traemos esa misma devoción determinada.

La mayor parte de mi vida, pensé que íbamos a la iglesia a adorar, pero ahora veo que la mejor actitud es ir adorando a la iglesia.

¿Qué sucedería si llegáramos adorando a la iglesia, llenos de la conciencia de su presencia antes de que siquiera llegáramos a la puerta? Bueno, ¡el trabajo del líder de alabanza sería más fácil! Y la intensidad de la ofrenda colectiva sería total.

¿Puedes verlo? Todos nuestros arroyos de adoración fluyendo al mismo río creciente. Un himno poderoso, un hermoso mosaico que cuenta una historia aún más grande de quién es Dios y lo que ha hecho.

Las personas dejarían un encuentro como este motivadas a buscarlo como nunca antes y regresarían de nuevo trayendo adoración con ellas, empezando de nuevo el ciclo.

El ciclo de adoración estaría completo e ininterrumpido.

¿Por qué Dios diseñaría la adoración para que sea tanto personal como colectiva? ¿Cómo puede una fortalecer a la otra?