El misterio que se ha dado a conocerMuestra

La inmutabilidad eterna de Dios 

Podemos afirmar, que la doctrina de la eternidad de Dios, y su inmutabilidad, están unidas entre sí; y si su eternidad excluye sucesión de tiempo, también ha de excluir la posibilidad de cambio, pues si hay un cambio en su naturaleza hay un «antes» más Dios es un «durante, un presente continuo», el tiempo no puede sujetarlo a él, solo a su obra.

La inmutabilidad es aplicada a su esencia y también a sus atributos naturales y morales, quiere decir que no cambia en su naturaleza ni en su carácter, ni en su propósito. Siendo perfecto, Dios no puede cambiar para mejorarse ni degradarse. Esa inmutabilidad proporciona al creyente en Cristo seguridad, pues sabe que Dios no va a cambiar de pensamiento en cuanto a su salvación o en cuanto a su «propósito eterno». 

Medir nuestro tiempo con reloj de eternidad, nos hace pacientes para esperar el momento del Señor. Recordemos que Dios nos atiende y nos respalda en el momento que más nos conviene, no cuando nosotros creemos que debe ser.

El conocimiento de Dios: «Se ha dado a conocer a todos para que obedezcan a la fe»

Aquí el lenguaje es muy similar a Romanos 1:5 «para la obediencia a la fe en todas las naciones». Todos los hombres en todas las naciones son mandados a creer y ser salvos. Todos los hombres en todo lugar son responsables de obedecer el evangelio creyendo en el Señor Jesucristo. Los que desobedecen el evangelio serán castigados con eterna perdición. Debemos hacer saber a la gente que Dios ha deseado que sean salvos, y que les exhorta enfáticamente a responder al evangelio de la manera correcta.

Lo sustancial de este misterio es que el plan de Dios incluye a todos los hombres, no es una religión de aldea, no es una secta que excluye a unos e incluye a otros, es un mensaje para que todos los hombres obedezcan a la fe. Es la concepción del evangelio del reino como una proclamación universal. 

Apocalipsis 5:9, nos afirma que los redimidos pertenecen a toda raza y lengua de la humanidad, y por lo tanto, el mensaje del evangelio del reino es incluyente, mas no excluyente, que va más allá de barreras geográficas, raciales, culturales, económicas, políticas o sociales. Por ello, el apóstol Pablo, al discernir esta verdad esencial del evangelio, dispone su vida para proclamar por todo el mundo conocido el mensaje del reino de Dios.