HosannaMuestra
Vino a darnos vida y luz
Él por nosotros padeció:
Blasfemias, burlas y dolor.
Y para darnos vida y luz,
Halló la muerte en una cruz.
Un madero convertido en símbolo de religión y rituales, pero la muerte en él en los tiempos de Jesús era un castigo vil para los reos despiadados. Para Cristo no fue sorpresa, pues nació sabiendo que era el sacrificio del que el Señor se proveyó para la redención de la humanidad. No fue inesperado, pues su comunión con el Padre celestial era plena. No vino obligado, se hizo hombre porque se ofreció para redimir al perdido. La cruz fue un símbolo de burlas, golpes, sangre y dolor; y la muerte del Hijo es imposible de conceptualizar. ¿Muere Dios?; no se puede razonar; Él se entregó. ¿Qué motivo poderoso lo llevó a tal dolor?, ¿no era suficiente vergüenza hacerse humano?
Era una humillación, pues, siendo Dios, se limitó a ser hombre mientras vivió en la tierra; tal vez un corto lapso en la eternidad, pero suficiente para mostrar lo que la maldad del mundo podía manifestar. Solo su amor, naturaleza y esencia lo hicieron actuar así. No lo entendemos porque nuestra mente dicta el beneficio propio, pero cuando él nos hace portadores de la naturaleza divina, gozamos lo que hizo y comprendemos que su amor nos sobreposicionó, nos transformó en nuevas criaturas y nos hizo su templo porque nos habita. Su obediencia nos trasladó del reino de las tinieblas al suyo y, como sus hijos, entendemos la redención en Cristo.
Ahora tenemos vida, y no cualquiera, sino una abundante, la que viene de Jesús. Ahora somos luz y alumbramos los ambientes en los que nos encontramos; somos reyes que gobernamos manifestando al Cristo que nos envuelve; somos hijos agradecidos por la gran evidencia del amor del Padre al entregar a su Unigénito.
Acerca de este Plan
Nos unimos para darle la gloria y honra a nuestro gran Dios y Padre celestial por sus maravillas a nuestro favor en Cristo; para alabarlo y adorarlo por despojarse de su único Hijo y proveerlo como sacrificio para redimirnos del pecado y darnos vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. Únete a esta celebración: ¡ hosanna !, ¡nació el Salvador!
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Nos gustaría agradecer a Andrés Corson en colaboración con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://supresencia.com y http://www.elcentronetwork.com.