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Job 40:6-24

Job 40:6-24 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: Cíñete ahora como varón tus lomos; Yo te preguntaré, y tú me responderás. ¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú? ¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Y truenas con voz como la suya? Adórnate ahora de majestad y de alteza, Y vístete de honra y de hermosura. Derrama el ardor de tu ira; Mira a todo altivo, y abátelo. Mira a todo soberbio, y humíllalo, Y quebranta a los impíos en su sitio. Encúbrelos a todos en el polvo, Encierra sus rostros en la oscuridad; Y yo también te confesaré Que podrá salvarte tu diestra. He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; Hierba come como buey. He aquí ahora que su fuerza está en sus lomos, Y su vigor en los músculos de su vientre. Su cola mueve como un cedro, Y los nervios de sus muslos están entretejidos. Sus huesos son fuertes como bronce, Y sus miembros como barras de hierro. Él es el principio de los caminos de Dios; El que lo hizo, puede hacer que su espada a él se acerque. Ciertamente los montes producen hierba para él; Y toda bestia del campo retoza allá. Se echará debajo de las sombras, En lo oculto de las cañas y de los lugares húmedos. Los árboles sombríos lo cubren con su sombra; Los sauces del arroyo lo rodean. He aquí, sale de madre el río, pero él no se inmuta; Tranquilo está, aunque todo un Jordán se estrelle contra su boca. ¿Lo tomará alguno cuando está vigilante, Y horadará su nariz?

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Job 40:6-24 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

El SEÑOR respondió a Job desde la tempestad. Le dijo: «Prepárate a hacerme frente. Yo te cuestionaré y tú me responderás. »¿Vas acaso a invalidar mi justicia? ¿Me condenarás para justificarte? ¿Tienes acaso un brazo como el mío? ¿Puede tu voz tronar como la mía? Si es así, cúbrete de gloria y esplendor; revístete de honra y majestad. Da rienda suelta a la furia de tu ira; mira a los orgullosos y humíllalos; mira a los soberbios y somételos; aplasta a los malvados donde se hallen. Entiérralos a todos en el polvo; amortaja sus rostros en la fosa. Yo, por mi parte, reconoceré que en tu mano derecha está la salvación. »Mira a Behemot, criatura mía igual que tú, que se alimenta de hierba, como los bueyes. ¡Cuánta fuerza hay en sus lomos! ¡Su poder está en los músculos de su vientre! Su rabo se mece como un cedro; los tendones de sus muslos se entrelazan. Sus huesos son como barras de bronce; sus piernas parecen barrotes de hierro. Entre mis obras ocupa el primer lugar; solo yo, su Hacedor, puedo acercármele con la espada. Los montes le brindan sus frutos; allí juguetean todos los animales salvajes. Debajo de las plantas de lotos se tiende a descansar; se oculta entre los juncos del pantano. Los lotos le brindan su sombra; los álamos junto al río lo envuelven. No se alarma si brama el río; vive tranquilo, aunque el Jordán le llegue al hocico. ¿Quién ante sus ojos se atreve a capturarlo? ¿Quién puede atraparlo y perforarle la nariz?

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Job 40:6-24 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Entonces el Señor respondió a Job desde el torbellino, y le dijo: «Pórtate como hombre, y prepárate. Yo te voy a preguntar, y tú me vas a responder. ¿Acaso vas a invalidar mi justicia? ¿O vas a condenarme para justificarte? ¿Tienes acaso el mismo poder que yo? ¿Puede tu voz resonar como la mía? »Revístete de majestad y de gloria; cúbrete de honra y hermosura. Deja sentir todo el ardor de tu ira; fija tu mirada en los orgullosos, y humíllalos. Fíjate en los soberbios, y abátelos; quebranta a los malvados; ¡ponlos en su lugar! Sepúltalos a todos en la tierra; cúbreles la cara y déjalos en tinieblas. Entonces yo tendré que reconocer que tu diestra tiene el poder de salvarte. »Mira a Behemot, la bestia de las bestias; criatura mía, lo mismo que tú. Se alimenta de hierba, como los bueyes, su fuerza se concentra en sus lomos, y su vigor se halla en los músculos de su vientre; ¡sacude su cola como un cedro! Los tendones de sus muslos se entrelazan, y sus huesos parecen barras de bronce; ¡sus patas son tan fuertes como el hierro! »Behemot fue mi primera obra; yo lo hice, y solo yo puedo matarlo. En los montes crece hierba para él, y allí retozan las bestias del campo. Behemot se echa entre los juncos; se echa entre las matas de los esteros. La sombra de los árboles lo resguardan; los sauces del arroyo lo rodean. Si el río se desborda, él no se espanta; se queda tranquilo aunque el río Jordán lo cubra. ¿Quién puede atacarlo, estando él despierto? ¿Quién puede acercarse a él y horadarle el hocico?

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Job 40:6-24 La Biblia de las Américas (LBLA)

¶Entonces el SEÑOR respondió a Job desde la tormenta y dijo: Ciñe ahora tus lomos como un hombre; yo te preguntaré, y tú me instruirás. ¿Anularás realmente mi juicio? ¿Me condenarás para justificarte tú? ¿Acaso tienes tú un brazo como el de Dios, y truenas con una voz como la suya? ¶Adórnate ahora de majestad y dignidad, y vístete de gloria y de esplendor. Derrama los torrentes de tu ira, mira a todo soberbio y abátelo, mira a todo soberbio y humíllalo, y pisotea a los impíos donde están. Escóndelos juntos en el polvo; átalos en el lugar oculto. Entonces yo también te confesaré que tu mano derecha te puede salvar. ¶He aquí ahora, Behemot, al cual hice como a ti, que come hierba como el buey. He aquí ahora, su fuerza está en sus lomos, y su vigor en los músculos de su vientre. Mueve su cola como un cedro; entretejidos están los tendones de sus muslos. Sus huesos son tubos de bronce; sus miembros como barras de hierro. ¶Es la primera de las obras de Dios; que solo su hacedor le acerque su espada. Ciertamente alimento le traen los montes, y todas las bestias del campo retozan allí. Bajo los lotos se echa, en lo oculto de las cañas y del pantano. Lo cubren los lotos con su sombra; los sauces del arroyo lo rodean. Si el río ruge, él no se alarma; tranquilo está, aunque el Jordán se lance contra su boca. ¿Lo capturará alguien cuando está vigilando? ¿Perforará alguien su nariz con garfios?

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Job 40:6-24 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Luego el SEÑOR respondió a Job desde el torbellino: «Prepárate, muestra tu hombría porque tengo algunas preguntas para ti y tendrás que contestarlas. »¿Pondrás en duda mi justicia y me condenarás solamente para probar que tienes razón? ¿Acaso eres tan fuerte como Dios? ¿Puede tronar tu voz como la suya? Bien, vístete de tu gloria y esplendor, de tu honor y majestad. Da rienda suelta a tu enojo; deja que se derrame contra los orgullosos. Humíllalos con una mirada; pisa a los malvados allí donde están. Entiérralos en el polvo; enciérralos en el mundo de los muertos. Entonces hasta yo te elogiaría, porque tu propia fuerza te podría salvar. »Echa un vistazo al Behemot, a quien hice, al igual que a ti. Come hierba como un buey. Mira qué fuertes son sus lomos y los músculos de su vientre. Su rabo es tan fuerte como un cedro; los tendones de sus muslos se entrelazan. Sus huesos son tubos de bronce; sus extremidades son barras de hierro. Es un excelente ejemplo de la obra de Dios, y solo su Creador puede amenazarlo. Las montañas le ofrecen su mejor alimento, donde juegan los animales salvajes. Se tiende bajo los lotos donde los juncos del pantano lo esconden. Las plantas de loto le dan sombra entre los sauces junto al arroyo. El río tempestuoso no le molesta, ni le preocupa cuando el creciente Jordán se arremolina a su alrededor. Nadie puede sorprenderlo con la guardia baja ni ponerle un aro en la nariz para llevárselo.

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