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Isaías 41:4-14

Isaías 41:4-14 Reina Valera Contemporánea (RVC)

¿Quién hizo esto posible? ¿Quién llamó desde el principio a las generaciones? ¡Yo, que soy el Señor! ¡Yo, que soy el primero y el último! Las costas vieron esto, y tuvieron temor; los confines de la tierra se asustaron y corrieron a reunirse. Unos a otros se ayudaron; entre vecinos y parientes se animaron. El carpintero animó al platero; el que martilleaba el metal dijo al que lo moldeaba en el yunque: «Esto va saliendo bien», y lo afirmó con clavos, para que no se moviera. Pero tú, Israel, eres mi siervo; tú, Jacob, a quien yo escogí, desciendes de mi amigo Abrahán. Yo fui quien te tomó de los confines de la tierra; yo te llamé de tierras lejanas. Yo te escogí, y no te rechacé; yo te dije: «Tú eres mi siervo». No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha. Todos los que se enojan contra ti quedarán avergonzados y confundidos; los que contienden contigo perecerán, y serán como nada. Cuando busques a los que contienden contigo, no los hallarás; los que te hacen la guerra serán como nada, ¡inexistentes! Yo soy el Señor, tu Dios, que te sostiene por la mano derecha y te dice: «No tengas miedo, que yo te ayudo. Y tú, Jacob, eres como un gusano. Pero no tengas miedo. Ustedes los israelitas, son muy pocos; pero yo soy su socorro.» —Palabra del Señor, el Santo de Israel, tu Redentor.

Isaías 41:4-14 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, estoy con los primeros y estaré con los últimos». Lo han visto las costas lejanas y temen; tiemblan los confines de la tierra. ¡Ya se acercan, ya vienen! Cada uno ayuda a su compañero y dice a su hermano: ¡Sé fuerte! El artesano anima al joyero y el que aplana con el martillo dice al que golpea el yunque: «¡Es buena la soldadura!»; luego asegura el ídolo con clavos para que no se tambalee. «Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia. »Todos los que se enfurecen contra ti sin duda serán avergonzados y humillados; los que se te oponen serán como nada, como si no existieran. Aunque busques a tus enemigos, no los encontrarás. Los que te hacen la guerra serán como nada, como si no existieran. Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. No temas, gusano Jacob, pequeño Israel, porque yo mismo te ayudaré», afirma el SEÑOR, ¡el Santo de Israel, tu Redentor!

Isaías 41:4-14 Nueva Traducción Viviente (NTV)

¿Quién ha hecho obras tan poderosas, llamando a cada nueva generación desde el principio del tiempo? Soy yo, el SEÑOR, el Primero y el Último; únicamente yo lo soy». Las tierras más allá del mar observan con temor; las tierras lejanas tiemblan y se movilizan para la guerra. Los fabricantes de ídolos se alientan unos a otros y se dicen: «¡Sé fuerte!». El escultor anima al orfebre, y el que hace moldes colabora en el yunque. «Muy bien —dicen—, está quedando bien». Con cuidado juntan las piezas, después sujetan el ídolo para que no se caiga. «Pero en cuanto a ti, Israel, mi siervo, Jacob, a quien he escogido, descendiente de mi amigo Abraham, te he llamado desde los confines de la tierra, diciéndote: “Eres mi siervo”. Pues te he escogido y no te desecharé. No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. »¿Ves? Todos tus furiosos enemigos están allí tendidos, confundidos y humillados. Todo el que se te oponga morirá y quedará en la nada. Buscarás en vano a los que trataron de conquistarte. Los que te ataquen quedarán en la nada. Pues yo te sostengo de tu mano derecha: yo, el SEÑOR tu Dios. Y te digo: “No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte. Aunque seas un humilde gusano, oh Jacob, no tengas miedo, pueblo de Israel, porque yo te ayudaré. Yo soy el SEÑOR, tu Redentor. Yo soy el Santo de Israel”.