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Salmo 22:1-29

Salmo 22:1-29 LBLA

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? Dios mío, de día clamo y no respondes; y de noche, pero no hay para mí reposo. Sin embargo, tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel. En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste. A ti clamaron, y fueron librados; en ti confiaron, y no fueron decepcionados. ¶Pero yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven, de mí se burlan; hacen muecas con los labios, menean la cabeza, diciendo: Que se encomiende al SEÑOR; que Él lo libre, que Él lo rescate, puesto que en Él se deleita. ¶Porque tú me sacaste del seno materno; me hiciste confiar desde los pechos de mi madre. A ti fui entregado desde mi nacimiento; desde el vientre de mi madre tú eres mi Dios. ¶No estés lejos de mí, porque la angustia está cerca, pues no hay quien ayude. Muchos toros me han rodeado; toros fuertes de Basán me han cercado. Avidos abren su boca contra mí, como león rapaz y rugiente. Soy derramado como agua, y todos mis huesos están descoyuntados; mi corazón es como cera; se derrite en medio de mis entrañas. Como un tiesto se ha secado mi vigor, y la lengua se me pega al paladar, y me has puesto en el polvo de la muerte. Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malhechores; me horadaron las manos y los pies. Puedo contar todos mis huesos. Ellos me miran, me observan; reparten mis vestidos entre sí, y sobre mi ropa echan suertes. ¶Pero tú, oh SEÑOR, no estés lejos; fuerza mía, apresúrate a socorrerme. Libra mi alma de la espada, mi única vida de las garras del perro. Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los búfalos; respóndeme. ¶Hablaré de tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré. Los que teméis al SEÑOR, alabadle; descendencia toda de Jacob, glorificadle, temedle, descendencia toda de Israel. Porque Él no ha despreciado ni aborrecido la aflicción del angustiado, ni le ha escondido su rostro; sino que cuando clamó al SEÑOR, lo escuchó. ¶De ti viene mi alabanza en la gran congregación; mis votos cumpliré delante de los que le temen. Los pobres comerán y se saciarán; los que buscan al SEÑOR, le alabarán. ¡Viva vuestro corazón para siempre! Todos los términos de la tierra se acordarán y se volverán al SEÑOR, y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. Porque del SEÑOR es el reino, y Él gobierna las naciones. Todos los grandes de la tierra comerán y adorarán; se postrarán ante Él todos los que descienden al polvo, aun aquel que no puede conservar viva su alma.

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