¶Dios viene de Temán, y el Santo, del monte Parán. (Selah ) Su esplendor cubre los cielos, y de su alabanza está llena la tierra. Su resplandor es como la luz; tiene rayos que salen de su mano, y allí se oculta su poder. Delante de Él va la pestilencia, y la plaga sigue sus pasos. Se detuvo, e hizo temblar la tierra, miró e hizo estremecerse a las naciones. Sí, se desmoronaron los montes perpetuos, se hundieron las colinas antiguas. Sus caminos son eternos. Bajo aflicción vi las tiendas de Cusán, temblaban las tiendas de la tierra de Madián.
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