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Isaías 30:19-33

Isaías 30:19-33 DHH94I

Pueblo de Sión, que vives en Jerusalén: ya no llorarás más. El Señor tendrá compasión de ti al oír que gritas pidiendo ayuda, y apenas te oiga, te responderá. Y aunque el Señor te dé el pan del sufrimiento y el agua de la aflicción, él, que es tu maestro, no se esconderá más; con tus propios ojos lo verás. Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: «Por aquí es el camino, vayan por aquí.» Y despreciarás como cosas impuras tus imágenes de plata y tus ídolos recubiertos de oro. Los rechazarás como algo impuro y los considerarás como basura. El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y la tierra producirá trigo abundante y fértil. En ese día tu ganado tendrá lugar en abundancia para pastar. Hasta los bueyes y los burros que trabajan en tus campos tendrán para comer el mejor y más exquisito forraje. Cuando llegue el día de la gran matanza y caigan las fortalezas, habrá ríos y torrentes de agua en todas las altas montañas y en las colinas elevadas. El Señor curará y vendará las heridas de su pueblo. Entonces la luna alumbrará como el sol, y la luz del sol será siete veces más fuerte, como la luz de siete soles juntos. Miren, el Señor en persona viene de lejos; su furor está ardiendo con espesa humareda, sus labios están llenos de ira, su lengua es como fuego destructor, su aliento es como un río desbordado que llega hasta el cuello; él viene a poner un yugo a las naciones para llevarlas a la ruina, a poner un freno en la boca de los pueblos para hacerlos extraviar. Para ustedes, en cambio, habrá cantos, como en noche de fiesta sagrada; su corazón estará alegre, como el de quien camina al son de la flauta para ir al monte del Señor, al refugio de Israel. El Señor dejará oír su voz majestuosa y mostrará su poder, que actuará con ira terrible, con las llamas de un fuego devorador, con rayos, aguacero y granizo. Al oír la voz del Señor y recibir su castigo, Asiria se llenará de terror, y a cada golpe que descargue el Señor sobre ella, sonarán tambores y arpas. El Señor le hará una guerra terrible. Desde hace mucho tiempo está preparado para Asiria y para su rey el lugar del tormento, ancho y profundo, una hoguera encendida con leña abundante. La encenderá el soplo del Señor, como un torrente de azufre.