1 Tesalonicenses 2
2
1. El trabajo de Pablo en Tesalónica
(2.1—3.13)
Recuerdos#2.1-16 Después que Pablo estuvo en Tesalónica, algunos judíos que se oponían al evangelio empezaron a atacarlo, propagando rumores que ponían en duda las intenciones y la conducta del apóstol. Pablo desmiente tales rumores, recordando el amor que tanto él como sus colaboradores habían mostrado y el trabajo que él había realizado entre los cristianos de Tesalónica.
1Ustedes mismos, hermanos, saben que nuestra visita a ustedes no fue en vano. 2Más bien, aunque, como ya saben, antes habíamos sido insultados y maltratados en Filipos,#Hch 16.19-40. Dios nos ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y en medio de una fuerte lucha.#Hch 17.1-9. 3Porque no estábamos equivocados en lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas intenciones ni con el propósito de engañar a nadie. 4Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó el evangelio, y así es como hablamos. No tratamos de agradar a la gente,#2.4 Cf. Gl 1.10. sino a Dios, que examina nuestros corazones. 5Como ustedes saben, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero.#Hch 20.33. Dios es testigo de esto. 6Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros. 7Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes.#2.7 En vez de como niños, varios mss. dicen bondadosos. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos, 8así también les tenemos a ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no solo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos! 9Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les anunciábamos el evangelio de Dios.#2.9 2 Ts 3.8; cf. también Hch 18.3; 20.34; 1 Co 4.12; 2 Co 11.7.
10Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes. 11-12También saben que los hemos animado y consolado a cada uno de ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios,#2.11-12 Cf. Ef 4.1; Flp 1.27; Col 1.10. que los llama a tener parte en su propio reino y gloria.
13Por esto, de nuestra parte, damos siempre gracias a Dios,#2.13 Pablo vuelve al tema de la acción de gracias (véase 1 Ts 1.2-10 n.). pues cuando ustedes escucharon el mensaje de Dios que nosotros les predicamos, lo recibieron como mensaje de Dios y no como mensaje de hombres. Y en verdad es el mensaje de Dios, el cual produce sus resultados en ustedes los que creen.#2.13 El cual produce sus resultados en ustedes los que creen: Cf. Ro 1.16; 1 Co 1.18. 14Cuando ustedes, hermanos, sufrieron persecución a manos de sus paisanos,#Hch 17.5. les pasó lo mismo que a las iglesias de Dios de los que pertenecen a Cristo Jesús en Judea, pues ellos también fueron perseguidos por sus paisanos los judíos. 15Estos judíos mataron al Señor Jesús,#Hch 2.23; 7.52. como antes habían matado a los profetas, y nos echaron fuera a nosotros.#2.15 Hch 13.50; 14.2,5,19; 17.5,13; 18.12. No agradan a Dios, y están en contra de todos, 16pues cuando queremos hablar a los que no son judíos, para que también se salven, no nos dejan hacerlo. De esta manera llenan siempre la medida de sus pecados. Pero para poner fin a eso, el terrible castigo#2.16 El terrible castigo: Lit. la ira. Mt 23.34-39. de Dios ha venido sobre ellos.
Deseos de una nueva visita
17Hermanos, cuando nos separamos de ustedes por algún tiempo, aunque no los veíamos, siempre los teníamos presentes en nuestro corazón y deseábamos mucho ir a verlos.#2.17 Pablo había tenido que salir de Tesalónica, para ir a otras partes de Grecia (Hch 17.10—18.11). 18Intentamos ir; por lo menos yo, Pablo, quise hacerlo varias veces, pero Satanás nos lo impidió.#2.18 No sabemos en qué ocasiones Pablo había intentado volver a Tesalónica, ni las causas que le impidieron hacerlo. 19Pues, ¿quién es nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestro motivo de orgullo#2.19 Nuestro motivo de orgullo: Lit. nuestra corona de orgullo. Sobre la imagen de la corona, véase 1 Co 9.25 nota, y cf. Flp 4.1. delante de nuestro Señor Jesús, cuando él regrese? Si no lo son ustedes, ningún otro lo será. 20Sí, ustedes son nuestra gloria y nuestra alegría.
Actualmente seleccionado:
1 Tesalonicenses 2: DHH94PC
Destacar
Compartir
Copiar
¿Quieres guardar tus resaltados en todos tus dispositivos? Regístrate o Inicia sesión
Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.