Dios rechaza a los tramposos, pero acepta a los honrados. El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio. Al bueno lo guía la justicia; al traidor lo destruye la hipocresía. Cuando te enfrentes al Gran Juez, de nada te servirán las riquezas; solo haciendo lo que es justo te librarás de la muerte. Cuando somos honrados, todo en la vida es más fácil; pero a los malvados su propia maldad los destruye. Cuando somos honrados, estamos a salvo del mal; pero a los traidores su ambición los domina. Cuando mueren los malvados, mueren con ellos su esperanza y sus sueños de grandeza. A los malvados les cae la desgracia, pero los buenos quedan a salvo. Los chismes de los malvados destruyen a sus semejantes, pero a la gente honrada la salva la sabiduría. Cuando los buenos triunfan, la ciudad se alegra; cuando los malvados mueren, todo el mundo hace fiesta. La presencia de los buenos trae bienestar a la ciudad; la presencia de los malvados solo le trae desgracias. El que es imprudente critica a su amigo; el que piensa lo que dice sabe cuándo guardar silencio. La gente chismosa todo lo cuenta; la gente confiable sabe callar. Sin buenos gobernantes, la nación fracasa; con muchos consejeros puede salvarse. Si te comprometes a pagar las deudas de un desconocido, te metes en grandes problemas; evita esos compromisos y vivirás tranquilo. La mujer bondadosa gana respeto, y el hombre emprendedor gana riquezas.
Leer Proverbios 11
Compartir
Comparar todas las versiones: Proverbios 11:1-16
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos