EL EVANGELIO. SEGVN S. LVCAS. 6
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CAPIT. VI.
De la legitima guarda del Sabbado. 2. La elecion de los Doze. 3. Muestra la bienauenturança del Euangelio, ſu ingenio, y ſu fuerte en el mũdo, y la miseria de todo lo demas, que la carne juzga jer bienauenturança. 4. Preceptos y doctrinas Euangelicas, aun que fuera de toda carnal opinion, por el seguimiẽto y practica de las quales ſe prouará la verdadera regeneracion del cielo, &c. 5. El verdadero Christiano en la tentacion ſe parece, y anſi mismo el hypocrita.
1Y Aconteció que paſſando el por los panes en vn sabbado segundo del primero, ſus Diſcipulos arrancauan espigas, y comian fregandolas con las manos. 2Y vnos de los Phariseos les dixeron, Porque hazeys loque no es licito hazer en Sabbados? 3Y respondiẽdo Iesus, dixoles, Ni aun eſto aueys leydo, Que hizo Dauid quando tuuo hambre, el, y los que con el eſtauan? 4Como entró en la Caſa de Dios, y tomó los panes de la Proposicion, y comio, y dió tambien à los que eſtauan con el: los quales no era licito comer, ſino à solos los Sacerdotes. 5Y deziales, El Hijo del hombre es Señor aun del Sabbado. 6¶ Y acontecio tambien en otro Sab bado, que el entró en la Synoga, y enseñó. Y eſtaua alli vn hombre que tenia la mano yzquierda ſeca. 7Y assechauanlo los Escribas, y los Phariseos, ſi sanaria en Sabbado: por hallar de que lo accusaſſen. 8Mas el sabia los pensamiẽtos de ellos; y dixo àl hombre que tenia la mano ſeca, Leuantate, y ponte en medio. Y el leuatan doſe, pusose en pie. 9Entonces Iesus les dize, Preguntaros hé vna coſa: Es licito en Sabbados bien hazer, o mal hazer? hazer salua vna perſona o matarla? 10Y mirãdolos à todos àl derredor, dize àl hombre, Estien de tu mano. y el lo hizo anſi: y ſu mano fue restituy da sana como la otra. 11Y ellos fueron llenos de locura, y hablauan los vnos à los otros que harian à Iesus.
12¶ Y aconteció en aquellos dias, que fue àl monte à orar, y paſſó la noche orando à Dios. 13 Y como fue dedia, llamó à ſus discipulos: y eſcogió Doze de ellos, los quales tambien llamó apoſtoles: 14A Simon, àl qual tambien llamó Pedro, y à Andres ſu hermano: Iacobo, y loã, Philippe y Bartholome: 15Mattheo, y Thomas, y Iacobo hijo de Alpheo, y Simon el que fe llama Zeloso; 16Iudas de Iacobo, y Iudas Iscariota, que tambien fue el traydor.
17¶ Y decendió con ellos, y parose en vn lugar llano: y la compaña de ſus discipu los, y grande multitud de pueblo de toda Iudea y de Ieruſalem, y de la costa de Tyro y de Sidon, qne auian venido à oyrle, y para ſer sanados de ſus enfermedades. 18Y otros que auian sido atormentados de espiritus immundos, y eran sanos. 19Y toda la cõpaña procuraua de tocarle: porque ſalia deel virtud, y sanaua à todos 20 Y el alçando los ojos à ſus Diſcipulos, dezia, Bienauenturados los pobres, porque vuestro es el Reyno de Dios. 21 Bienauenturados los que aora teneys hãbre, porque sereys hartados. Biẽauenturados los que aora llorays, porque reyreys. 22 Bienauenturados sereys quando los hombres os aborrecieren, y quando os esparzieren, y os denostaren, y rayeren vuestro nombre como malo por el Hijo del hombre. 23Gozaos en aquel dia, y alegraos, porque heaqui, vuestro galardon es grande en los cielos: porque anſi hazian ſus padres à los Prophetas. 24 Mas ay de vosotros ricos: porque teneys vuestro consuelo. 25 Ay de vosotros los que estays hartos, porque aureys hambre. 26Ay de vosotros quando todos los hombres dixeren bien de vosotros: porque anſi haziã ſus padres à los falsos prophetas
27¶ Mas à vosotros los que oys, digo, Amad à vuestros enemigos: hazed bien à losque os aborrecen. 28 Bendezid à los que os maldizen: y orad por los que os calunnian. 29 Y alque te hiriere en la mexilla, da le tambien la otra: y delque te quitare la capa, niaun el sayo le defiendas. 30Y a qual quiera que te pidiere, dá; y alque te tomare loque es tuyo, no bueluas à pedir. 31 Y como quereys que os hagan los hombres, hazeldes tambien vosotros anſi. 32 Porque ſi amays à los que os aman, que gracias aureys? porque tãbien los peccadores aman à los que los aman. 33Y ſi hizierdes bien à los que os hazen bien, que gracias aureys? porque tambien los peccadores hazen lo mismo. 34 Y ſi prestardes à aquellos de quien eſperays recebir, que gracias aureys? porque tambien los peccadores prestan à los pecadores para recebir otro tanto. 35Amad pues à vuestros enemigos, y hazed bien, y emprestad no eſperando de ello nada: y ſerá vuestro galardon grande, y sereys hijos del Altiſsimo: porque el es benigno aun para con los ingratos y malos. 36Sed pues misericordiosos, como tambien vuestro Padre es Misericordioso. 37 No juzgueys, y no sereys juzgados: no condeneys, y no sereys condenados: perdonad, y sereys perdonados. 38Dad, y serhos ha dado: medida buena, apretada, remecida, y reboſſando darán en vuestro regaço: porque con la misma medida que midierdes, os ſerá buelto à medir. 39Y deziales [tãbiẽ] vna parabola, Puede el ciego guiar àl ciego? no caerán ambos en el hoyo? 40 El discipulo no es ſobre el maestro: mas qualquieraque fuere como el maestro, ſerá perfecto. 41Porque miras la paja que eſtá en el ojo de tu hermano, y la viga que eſtá en tu proprio ojo no consideras? 42O como puedes deziz à tu hermano, Hermano, dexa, echaré fuera la paja que eſtá en tu ojo, no mirando tu la viga que eſtá en tu ojo? Hypocrita, echa fuera primero de tu ojo la viga: y entonces mirarás de echar fuera la paja que eſtá en el ojo de tu hermano. 43 Porque no es buen arbol el que haze malos frutos: ni arbol malo el que haze buen fruto. 44 Porque cada arbol por ſu fruto es conocido: que no cogen higos de las espinas, ni vendimian vuas de las çarças. 45El buen hombre del buen thesoro de ſu coraçon saca bien: y el mal hombre del mal thesoro de ſu coraçon saca mal. porque del abundãcia de ſu coraçõ habla ſu boca. 46 Porque me llamays Señor Señor, y no hazeys loque digo?
47¶ Todo aquel que viene à mi, y oye mis palabras, y las haze, yo os enfeñaré à quien es semejante. 48Semejãte es àl hõbre que edifica vna caſa: que cauó y ahõdó, y puso el fundamẽto ſobre piedra, yauiendo auenida, el rio dió cõ impetu en aquella caſa, mas no la pudo menear: porque estauá fundada ſobre piedra. 49Mas elque oyó, y no hizo, semejante es àl hombre que edificó ſu caſa ſobre tierra ſin fundamento: en laqual el rio dió cõ impetu, y luego cayó: y fué grande la ruyna de aquella caſa.
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