Aborrezco a los hombres hipócritas; Mas amo tu ley. Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado. Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios. Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Sostenme, y seré salvo, Y me regocijaré siempre en tus estatutos. Hollaste a todos los que se desvían de tus estatutos, Porque su astucia es falsedad. Como escorias hiciste consumir a todos los impíos de la tierra; Por tanto, yo he amado tus testimonios. Mi carne se ha estremecido por temor de ti, Y de tus juicios tengo miedo. Juicio y justicia he hecho; No me abandones a mis opresores. Afianza a tu siervo para bien; No permitas que los soberbios me opriman. Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia. Haz con tu siervo según tu misericordia, Y enséñame tus estatutos. Tu siervo soy yo, dame entendimiento Para conocer tus testimonios. Tiempo es de actuar, oh Jehová, Porque han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos Más que el oro, y más que oro muy puro. Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas, Y aborrecí todo camino de mentira.
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