Y el rey preguntó:
«¿Qué apariencia tenía el varón que encontraron, y que les dijo eso?»
Y ellos respondieron:
«Iba vestido con pieles de animales, y se ceñía con un cinturón de cuero. »
Entonces el rey dijo:
«Se trata de Elías, el tisbita.»
Enseguida el rey mandó a un capitán con cincuenta soldados a buscar a Elías, que estaba sentado en la cumbre del monte. El capitán subió a verlo, y le dijo:
«Varón de Dios, el rey te pide que bajes.»
Pero Elías le respondió al capitán:
«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»
Al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.
Entonces el rey envió a otro capitán con otros cincuenta soldados, y este le dijo lo mismo:
«Varón de Dios, el rey te pide que bajes pronto.»
Y Elías respondió:
«Si soy un varón de Dios, que caiga fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta soldados.»
Y al instante cayó fuego del cielo, y consumió al capitán y a sus cincuenta soldados.
Pero el rey volvió a enviar a un tercer capitán, también con cincuenta soldados, y cuando este estuvo frente a Elías, se puso de rodillas y le dijo:
«Varón de Dios, te ruego que me perdones la vida, y la de estos cincuenta siervos tuyos.
El fuego que ha caído del cielo ha consumido a los dos primeros capitanes y a sus cincuenta soldados; dígnate salvarme la vida, si crees que vale algo.»
Entonces el ángel de Dios le dijo a Elías:
«No tengas miedo. Puedes ir con él.»
Y Elías bajó del monte y fue a ver al rey.
Cuando llegó ante él, le dijo:
«Tú enviaste mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón. ¿Acaso no hay Dios en Israel, a quien puedes consultar? Por eso, no te vas a levantar de tu cama, sino que definitivamente morirás.»
Y el rey de Israel murió, tal y como Dios lo había dicho por medio de Elías. En su lugar reinó su hermano Jorán, porque Ocozías no había tenido hijos. Esto sucedió en el segundo año del reinado de Jorán hijo de Josafat, rey de Judá.