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Salmo 77:1-12

Salmo 77:1-12 NVI

A Dios elevo mi voz suplicante; a Dios elevo mi voz para que me escuche. Cuando estoy angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me niego a recibir consuelo. Me acuerdo de Dios y me lamento; medito en él y mi espíritu desfallece. Selah Me impides cerrar los ojos; tan turbado estoy que ni hablar puedo. Me pongo a pensar en los tiempos de antaño; de los años ya idos me acuerdo. En la noche recuerdo mi canción; mi corazón medita y mi espíritu pregunta: «¿Nos rechazará el Señor para siempre? ¿No volverá a mostrarnos su buena voluntad? ¿Se habrá agotado para siempre su gran amor y su promesa por todas las generaciones? ¿Se habrá olvidado Dios de sus misericordias y en su enojo ya no quiere tenernos compasión?». Selah Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele: que haya cambiado la diestra del Altísimo». Prefiero recordar las hazañas del SEÑOR, traer a la memoria sus milagros de antaño. Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.