Las riquezas mal habidas no tienen ningún valor duradero, pero vivir debidamente puede salvar tu vida. El SEÑOR no dejará que el justo pase hambre, pero se niega a satisfacer los antojos del perverso. Los perezosos pronto se empobrecen; los que se esfuerzan en su trabajo se hacen ricos. El joven sabio cosecha en el verano, pero el que se duerme durante la siega es una vergüenza.
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