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Nuestra protección contra el mal

Todos en el mundo se enfrentan a la tentación. La tentación es el arma del enemigo para alejarnos de la presencia de Dios. Cuando una persona nace, se convierte en un objetivo del diablo. Es un placer para Satanás alejarnos del camino de Dios a través de la tentación. Sus planes para nosotros son la derrota, el fracaso y la muerte. Trabaja día y noche hacia este fin. Sin embargo, Dios tiene un plan mucho mejor del que podamos imaginar. Nos dice en Jeremías 29:11: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis".

Ten en cuenta que la tentación se desarrolla en la mente. A cada pensamiento le sigue una acción correspondiente. Es por eso que debemos renovar nuestras mentes todos los días y mantener nuestros pensamientos ocupados con Cristo y las cosas que le agradan.

Estudiar la Palabra de Dios y aplicarla a nuestras vidas es una forma de vivir de manera segura y sin el control del enemigo. La Palabra es la base que nos apoya. Ella derrota el trabajo del enemigo. Meditando en ella, aplicándola a nuestras vidas, hablando con nuestra boca, orando y pidiendo al Espíritu Santo que nos libere de la tentación, aseguraremos la derrota del enemigo.