Espacio para respirar Muestra

No tienes que ser religioso para conocer o practicar la idea del Sabbath: un día de descanso. Todos disfrutamos de un tranquilo día de fin de semana, tal vez durmiendo hasta tarde, tomando un descanso del ajetreo del trabajo. Pero si solo piensas en el Sabbath como un domingo tranquilo, te estás perdiendo la mejor parte, la parte que finalmente te dará espacio para respirar.

Vamos a retroceder un poco en la historia que conduce a los versículos de Éxodo de hoy, donde Dios presenta el sábado. Los israelitas habían sido esclavos en Egipto durante 400 años, trabajando todo el día, todos los días. Luego son liberados y la nación entera camina por el desierto durante 40 años más. Y es aquí donde Dios les da la orden de observar el sábado: tomar un día libre cada semana.

Dios le dice a un grupo de personas que han estado trabajando las 24 horas del día durante cientos de años, y que ahora están tratando de encontrar alimentos suficientes para alimentar a miles de personas en medio de un desierto, que deben tomarse un día libre ¡Debe haber sonado absurdo! Si no trabajaran ese día, no comerían ese día.

Sin embargo, Dios estaba tramando algo. En Éxodo 31:13 explica que guardar el sábado será una señal para los israelitas de que «Yo soy el Señor ...» Dios les estaba diciendo (a ellos y a nosotros): Quiero demostraros que podéis confiar en Mí. Sé que tenéis miedo de pasar hambre. Pero demostraré, semana tras semana, que podéis confiar en Mí.

A lo mejor conoces el resto de la historia. Con maná y codornices, Dios respondió a su miedo a pasar hambre proporcionándoles el pan de cada día, incluso el día en que les había pedido que descansaran y no trabajaran.

El mandamiento de Dios de que descansemos es realmente una invitación a confiar en Él. Cuando tengamos miedo de que rechazar la invitación herirá los sentimientos de nuestro amigo, podemos confiar en que Dios protegerá esa amistad. Cuando tengamos miedo de que nuestra casa sea demasiado pequeña, nuestro coche sea demasiado viejo o nuestra ropa sea demasiado sencilla, podemos confiar en Dios sabiendo que nuestro valor no se encuentra en esas cosas materiales. Confiar en Dios en lugar de apretar los dientes y empujar más allá de nuestros límites es la manera de encontrar por fin un espacio para respirar.