Todo está en calma: recibiendo el descanso de Jesús esta Navidad Muestra

Día dos: recuerda la bondad de Dios

Todos sufrimos de amnesia del alma, olvidando quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros de un día para otro. Igual que tú, yo también debo recordarme cada año quién es Jesús y por qué su nacimiento es tan milagroso, no porque mi mente no lo sepa, sino porque mi corazón deja de asombrarse. Como dice el viejo dicho, la familiaridad engendra indiferencia, y tristemente, nuestros propios corazones pierden esa sensación de admiración.

Esta es parte de la razón por la cual los israelitas fueron instruidos para recordar las obras milagrosas de Dios de manera regular: para que ellos y sus hijos no olvidaran, pero también para que la cercanía y el poder de Dios permanecieran frescos en sus mentes.

Mientras anticipamos la temporada navideña y todos los preparativos que la acompañan, es fácil quedar atrapados en la creación de nuestras propias pequeñas maravillas de invierno. Así que debemos ser intencionales al recordar la bondad de Dios: tanto quién es Él como lo que ha hecho.

Una manera preciosa de hacerlo es meditar en los nombres de Jesús, saboreando plenamente la temporada de Navidad reconociendo las muchas maneras en que Él está cerca de nosotros incluso ahora.

Como girar un brillante diamante a la luz del sol, meditar en los nombres de Jesús nos lleva a admirar las muchas facetas de su carácter, cada una bella por sí misma, pero cuando las unimos componen un cuadro impresionante del Hijo de Dios hecho hombre para rescatarnos.

Así que te invito a hacer una pausa ahora y recordar la bondad de Dios enfocándote en los nombres de Jesús, enumerados en una de las profecías más frecuentemente recitadas acerca de nuestro Salvador:

Jesús es Emanuel, Dios con nosotros, el Creador que posee toda la gloria, el poder y la autoridad, pero que eligió entrar en nuestro mundo como un niño pequeño para habitar con sus amados y restaurar la relación con nosotros.

Jesús es la Palabra de Dios, la revelación completa y la inteligente comunicación de Dios, y el mensaje más directo y personal que Dios nos podía dar, disponible para todos los que le buscan.

Jesús es el Santo de Dios, brillante en majestad y con gran autoridad, perfectamente sin pecado, cuya santidad no nos amenaza sino que nos da razón para la esperanza porque sólo Él nos reviste de justicia divina y nos la da.

Invitación: ¿Qué nombre de Jesús te llama la atención? Haz una pausa y medita en la riqueza de su carácter. Luego recita o escribe algunas formas específicas en que su nombre te encuentra justo donde estás hoy.