Conversaciones con DiosMuestra

Aunque ella se había ido al cielo muchos años antes de yo entrase a formar parte de la familia, escuché muchas historias sobre la abuela de mi esposo Emma Bald Ekhoff. Su legado fueron sus apasionadas oraciones. Un amigo confesó: "Las oraciones de Emma tocaron el cielo". Así que puedes imaginarte mi emoción cuando una tarde, mientras revisaba cajas viejas, encontramos algunas de las cosas de cocina de Emma, ¡y entre los restos oxidados estaba su diario! Abriendo el pequeño volumen marrón, comencé a leer con expectación. Había una entrada para casi todos los días del año 1942. Leí hasta la última palabra, luego la cerré y la guardé. Aquí está la lamentable verdad: allí no había nada. 

marzo: “Planché y zurcí calcetines”. 

marzo: “Todos fueron a la iglesia. Douglas estuvo aquí para la cena. Bastante viento”. 

marzo 9 de marzo: “Limpié la bodega. Hermoso día. Escribí cartas”. 

¿Interesante? Sí, porque estos eran los detalles de la vida agrícola de mediados de siglo. Pero eran solo un simple vistazo de las vigas desnudas. La frase más apasionada en un año de entradas fue: “Hoy es el cumpleaños de Dick (su esposo). ¡Cuánto lo amo!”

Considera conmigo. ¿Qué crees que hubiera significado para mí tener su versículo de vida, o su meta para el año? ¿Qué tan influyente sería un consejo práctico o mejor aún, qué amaba de Jesús y por qué? ¿Cuán importante hubiera sido tener una sola oración escrita, solo una? 

El pequeño libro de Emma está ahora delante de mí, y me pregunto: ¿Habría escrito de otra manera si hubiera sabido cuánto quería saber sobre su relación con Dios? ¿Habría querido que su experiencia en la oración se incluyera en mi libro sobre la oración? Ciertamente ella lo hubiera querido. 

Dentro de

setenta años, cuando una generación con la que nunca nos hemos encontrado abra la caja de nuestras baratijas desteñidas, ¿qué saludo saldrá a la luz de la ventana del ático? ¿Hay algo que nos gustaría decir sobre la familia? Acerca de la fe? ¿Hay una oración en nuestros corazones para aquellos que vendrán después de nosotros?

Nuestras conversaciones personales con Dios son valiosas, muy valiosas y tienen un potencial poderoso para tocar generaciones que nunca conoceremos.