Job

Ahora mis ojos te ven

Reflexión:

La Biblia nos presenta a Job como un hombre recto, que amaba y honraba a Dios, esforzándose por evitar el mal. Su integridad era tan notable que constantemente purificaba a sus hijos y ofrecía sacrificios al Señor por si acaso habían ofendido a Dios. Además, Job era uno de los hombres más ricos de la región, disfrutando de todo lo que uno podría desear. Sin embargo, nada de esto lo protegió de enfrentar una de las pruebas más difíciles y dolorosas de su vida.

Si te sientes como Job, atravesando una etapa complicada y dolorosa, donde tu fe se siente débil y surgen dudas, es natural preguntarte: ¿dónde está Dios en todo esto? Vamos a descubrir qué fue lo que llevó a Job a una restauración total en todos los aspectos de su vida y cómo logró salir victorioso de esta gran prueba.

1. Tener un corazón de adorador.

La Biblia nos dice que, tras de recibir malas noticias, Job se postró en el suelo para ADORAR y dijo: “El Señor me dio lo que tenía, y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!” (Job 1:21).

Es difícil alabar a Dios en momentos de prueba, angustia o pérdida. Nuestra respuesta natural suele ser desesperarnos, quejarnos o hundirnos en un cúmulo de emociones. Pero podemos elegir un corazón que adora aun en medio del dolor, derramándonos ante Aquel que tiene control de todas las cosas y usa todo para nuestro beneficio.

2. Conservar la integridad.

La esposa de Job le dijo: “¿Todavía intentas conservar tu integridad? Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Pero Job se mantuvo firme: “A pesar de todo lo que le había sucedido, Job no pecó contra Dios diciendo algo malo” (Job 2:10).

Cuando enfrentamos tiempos difíciles, podemos sentir la tentación de buscar soluciones rápidas que comprometan nuestros principios. Sin embargo, es fundamental mantener nuestra integridad y priorizar siempre agradar al Señor. Debemos confiar en Su fidelidad, ya que cuando nos esforzamos por honrarlo, tarde o temprano Él nos honrará a nosotros.

3. Conocer de cerca a Dios.

Job 42:5 dice: “Lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado, pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte".

Antes de su infortunio, Job sabía sobre Dios y había escuchado acerca de Él. Sin embargo, fue a través de sus pruebas y dificultades que realmente llegó a conocerlo de una manera profunda. En medio de su dolor y desgracia, encontró un sentido valioso en todo lo que había vivido. En lugar de destruirlo, sus experiencias lo llevaron a un entendimiento auténtico y único de Dios, permitiéndole experimentar Su inmenso amor y la capacidad divina de transformar la nada en todo.

Si en este momento sientes que estás atravesando una etapa de “nada”, donde parece que nada está sucediendo en tu vida, o si sientes que todo lo malo te está ocurriendo a ti, vuelve tu corazón a Dios. Busca Su presencia de manera intencional y permite que te revele Su esencia en profundidad.

Oración:

Jesús, te pido que a través de tu Santo Espíritu me ayudes a conocerte verdaderamente. Que lo que sé de Ti no consista en un mero conocimiento intelectual o lo que otros me hayan dicho, sino que sea algo real, que experimente en mi vida. Gracias porque sé que todo lo que me pasa lo usas para mi bien y para acercarme más a Ti. Dame fuerza, sabiduría, paz y confianza en medio de la prueba y el dolor. Sé que veré Tu mano obrando a mi favor y podré compartir con otros que vale la pena conocerte. Amén.