El Llamado a Generar Hijos EspiritualesMuestra

Evitando el egoísmo espiritual

La historia de Onán nos enseña sobre el peligro del egoísmo espiritual. Tenía la oportunidad de cumplir un deber sagrado y generar descendencia para su hermano fallecido, pero eligió satisfacerse sin asumir esa responsabilidad. Esta actitud egoísta resultó en graves consecuencias para él.

Como cristianos, podemos caer en la misma trampa si buscamos solo nuestro propio crecimiento espiritual sin preocuparnos por ayudar a otros a crecer en la fe. Participar en cultos, estudios bíblicos y devocionales es importante, pero si nuestra espiritualidad se centra solo en nuestra propia edificación, estamos perdiendo el propósito mayor de nuestra fe.

Jesús nos llama a ser la luz del mundo y la sal de la tierra, conforme a Mateo 5:14-16. Nuestra fe debe ser visible e impactante, influyendo positivamente a aquellos a nuestro alrededor. Ser luz y sal significa compartir activamente nuestra fe, servir a los demás y hacer discípulos. No debemos esconder nuestra luz, sino dejarla brillar delante de los hombres, para que vean nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos.

En este tercer día del devocional, reflexiona sobre cómo puedes evitar el egoísmo espiritual. Pídele a Dios que te muestre maneras de compartir tu fe y de discipular a otros. Que podamos seguir el ejemplo de Jesús y ser intencionales en nuestra misión de hacer discípulos y generar frutos espirituales para la gloria de Dios.