La seriedad del perdónMuestra
¿Por qué no perdono?
Jesús nos ayuda a comprender una nueva perspectiva sobre el perdón utilizando una historia que se encuentra en Mateo 18:33-34, un relato sobre las graves consecuencias de negar el perdón después de habérsenos concedido tan generosamente. En el versículo 35, nuestro Señor advierte: "Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada uno de vosotros no perdona de corazón a su hermano". Esta afirmación no es una mera sugerencia; es una severa advertencia, una obligación moral que trasciende el hecho de ser una simple "cosa buena". El perdón no es un acto de magnanimidad, sino un deber, una necesidad moral. Puede parecer absurdo para una persona que no perdona, pero nosotros, a quienes se nos ha concedido el perdón divino, estamos llamados a ser los seres más indulgentes de la tierra.
La predicación del Evangelio nos hizo conscientes de nuestra deuda de pecado ante Dios. Nos hizo darnos cuenta de la enormidad de nuestras transgresiones, suscitando en nosotros un anhelo de perdón, un deseo nacido del arrepentimiento. No se trataba simplemente de tomar conciencia de nuestra deuda, sino también de comprender cómo seríamos perdonados: mediante el sacrificio de su Hijo. Suplicamos misericordia inmerecida y, en respuesta, Dios nos lo dio todo en lugar de hacernos perderlo todo.
Romanos 8 pregunta: si Dios no retuvo a su propio Hijo, ¿qué te retendría a ti? Se nos perdona todo, se nos concede todo e incluso se nos hace coherederos con el Señor Jesucristo. Sin embargo, cuando alguien en deuda con nosotros suplica nuestro perdón, a veces nos negamos, insistiendo en su deuda. Esta negativa es moralmente indignante, grave y totalmente inaceptable a los ojos de nuestro Rey.
Dios no permitirá tal acto. El cristiano que no perdona se enfrentará a los torturadores hasta que corrijan su error y extiendan el perdón que deberían extender. Pero, ¿cómo envía Dios a los torturadores? ¿Cómo los cristianos que no perdonan sufren la disciplina hasta que se arrepienten de su pecado de falta de perdón?
Comprende que los torturadores existen dentro de nuestras almas. Un cristiano que no perdona es invariablemente una persona miserable. Cuando albergas la falta de perdón en tu corazón, la alegría y la paz se vuelven ajenas a ti. Tu alma se convierte en un lugar seco y carente de satisfacción. Dios te disciplina en el ámbito de tu propio corazón y de tu alma.
¿Te has visto privado de alegría y paz porque hay algo que te niegas a perdonar? Reflexiona sobre ello y recuerda que, en el gran esquema del perdón divino, cualquier deuda humana es trivial. Suelta esa carga que llevas. Extiende la misericordia que se te ha concedido tan generosamente. No es solo un acto de bondad, sino un imperativo moral, un viaje hacia la paz interior y, sobre todo, el camino que nos alinea con la voluntad de nuestro bondadoso Señor.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Te cuesta perdonar? ¿Te has preguntado alguna vez por qué los cristianos estamos llamados a perdonar? No es natural para nosotros, pero cuando pasamos de la muerte a la vida, el perdón empieza a tener sentido al conocer el Evangelio. Si te cuesta perdonar, este es tu devocional.
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Nos gustaría agradecer a El Centro por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://straighttruth.net/