Citas en la Edad ModernaMuestra

Principios de las citas (Parte 1)

Cuando se trata de principios para salir, antes que nada necesitas invitar al Dios del universo al proceso. Permite que la verdad sobre quién es Él influencie tus pensamientos y acciones. La oración te libra del terror de estar solo; y te protege de comprometer tus valores. Puedes relajarte y disfrutar cada momento porque descansas en saber que tu Dios fuerte y amoroso está guiándote por buen camino. Cuando tienes una conexión clara con Dios, puedes ver a las personas como creaciones preciosas a Su imagen: no para usarlas, sino para honrarlas.

Al salir, esa honra comienza cuando cumples el segundo principio de las citas: proveer claridad a la otra persona. En Efesios 4:15, Pablo dice que una característica del pueblo de Jesús es que “habla la verdad con amor”. Proverbios 24:26 declara que una respuesta sincera es como un beso en los labios. Decir la verdad es una señal de respeto y amor hacia el otro. Por eso, reúne el coraje para decirle gentilmente a la otra persona lo que piensas, cómo te sientes, y qué te gustaría hacer.

Asegúrate de tener tus intenciones claras cuando estés en una cita. Deja que el otro sepa cómo te sientes con la experiencia; no lo dejes dudando sobre lo que pasará después. La ambigüedad es incómoda. Además, sé claro sobre cómo este proceso de tener citas puede terminar. Comparte tu nivel de comodidad con tu experiencia en cualquier momento, y ten voluntad para detener el proceso sin poner presión en ambos, si uno de los dos se siente incómodo. Debe haber una puerta de salida clara. Cuando le das a las personas claridad, les proporcionas paz y la oportunidad de ser ellos mismos.

Los que creen en Jesús no necesitan jugar. La vida es corta. No tienes el tiempo para tontear con los sentimientos de las personas. Di lo que sientes. Siente lo que dices. Sé claro sobre el proceso.

Un tercer principio para las citas es que debe ser entre creyentes en Cristo. La Biblia es clara: los que creen en Jesús deben salir (y casarse) con aquellos que crean en Jesús. Tienes que amar a quienes no creen, pero no extender una relación romántica con ellos. Como pueblo de Cristo, salir con alguien forma parte de estar en comunidad con otros creyentes: una relación de pacto. Dios no reconoce las citas como un “estado”. Somos o hermanos y hermanas en Cristo, o marido y mujer. No hay un área intermedia. Así que, no te confundas.

De la misma forma, la Biblia traza un duro límite entre lo que está sexualmente permitido. En el matrimonio, mucho es permitido. En la soltería, nada es permitido. Y al salir con alguien, aún no se permite nada. El verdadero amor no pide acceso a tu cuerpo mientras simultáneamente evita la responsabilidad de cuidarte emocional y económicamente. Por eso, hasta que los dos estén casados frente a Dios, aún son dos. Están separados.

Eres responsable ante Dios por tu propia vida. Así que, trata las citas como una temporada de evaluación que conlleva a conclusiones sólidas sobre la otra persona. Utiliza las citas para determinar si estás o no en una buena relación.

Responde

¿De qué manera has invitado a Dios a tu vida de citas? ¿Por qué es importante invitarlo al proceso antes de escoger salir con alguien?

¿Cuáles son las formas de comunicar apropiadamente tus intenciones con quien quieres salir? ¿De qué manera puedes honrar a la persona con la que quieres salir a la hora de invitarla?

¿Qué límites ha puesto Dios en las relaciones? Si has cruzado alguno, ¿cómo puedes volver al camino?