El Espíritu Santo, Compañero De JesúsMuestra

El Espíritu Santo, compañero de Jesús

CAMINANDO EN LA PLENITUD DEL ESPÍRITU SANTO

IDEAS BÁSICAS

• Pedro, que había negado a Jesús a una sirvienta, habla con valentía a la multitud reunida sobre la resurrección de Jesús.

• Arrestados y llevados ante los líderes religiosos, Juan y Pedro, llenos del Espíritu Santo, tienen ahora el valor de enfrentarse a ellos y acusarlos de crucificar a Jesús.

• No intentan destacar por la curación del tullido, sino exaltar a Jesús como el único que da la salvación.

• La plenitud del Espíritu Santo, que fortaleció a Jesús, lo resucitó de entre los muertos y lo elevó al cielo, se manifiesta del mismo modo en el primer mártir, Esteban, que no sólo ve a Jesús a la derecha de Dios, sino que también es capaz de orar con dolor por quienes lo estaban matando.

Jesús ha trazado hasta el más mínimo detalle un camino digno para todo aquel que quiera participar en el Reino de Dios. Los líderes religiosos esperaban que con la muerte de Jesús terminara el “nuevo reino” del que hablaba, y el pueblo, decepcionado, volvería a ellos, convencido de que había creído en una ilusión. No podían entender la implicación del Espíritu Santo, que había de venir sobre los discípulos y habitar con todos los seguidores de Cristo, dándoles guía, autoridad y poder, elevándoles por encima de las disposiciones o limitaciones humanas. En el caso de la curación del holograma en la puerta del templo, los líderes religiosos se enfrentan a los apóstoles llenos del Espíritu. Si antes de ser lleno del Espíritu Santo Pedro era un hombre cobarde y pusilánime que había negado a Jesús, ahora está lleno de valor y dispuesto a pagar el precio del discipulado en el Reino de Dios. Tampoco intenta destacar por el milagro de la curación de las ovejas o la conversión de las cinco mil almas. Los líderes religiosos se dan cuenta de que Pedro y Juan estaban con Jesús y comprenden que serán imparables. Esteban, lleno del Espíritu Santo, fue capaz de mantenerse firme en el martirio con una actitud similar a la de Jesús en la crucifixión, cuando reza por los que le matan. Este hecho nos muestra que el Espíritu Santo no sólo produce un nuevo nacimiento en los que creen y se arrepienten, sino que, cuando son llenos o bautizados por el Espíritu Santo, reciben entusiasmo, valor y ayuda en todas las circunstancias difíciles de la vida, incluso ante la muerte, si es necesario.
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