El Espíritu Santo, Compañero De JesúsMuestra

El Espíritu Santo, compañero de Jesús

LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN EL MUNDO Y LA IGLESIA

IDEAS BÁSICAS

• Jesús habla a los discípulos del final de su misión en esta tierra y de la importancia de volver al Padre, desde donde enviará al Espíritu Santo.

• Aunque el Espíritu Santo será enviado a los discípulos para ocupar el lugar de Jesús, también tendrá un ministerio en el mundo.

• Los discípulos necesitan orientación y revelación diarias para vivir la vida del Reino de Dios en este mundo.

Una vez más, Jesús hace saber a los discípulos que es absolutamente necesario que Él vuelva al Cielo y que el Espíritu Santo sea enviado en su lugar. Al mismo tiempo, quiere asegurarles que no se quedarán solos en esta lucha desigual con el Diablo. La obra de Jesús se había completado en la tierra, y ahora el Espíritu Santo vendría a ayudar a todos los cristianos al mismo tiempo y en todas partes del mundo. Aunque Jesús hace un “anuncio” negativo de la Iglesia, diciendo sin rodeos las tribulaciones por las que pasará, sin embargo, la Iglesia de Cristo no sólo ha sobrevivido, sino que ha crecido de forma impresionante en estos dos mil años aproximadamente. Por supuesto, no debemos confundir la Iglesia de Cristo con nuestras asambleas, a las que a veces miramos con lástima, sin ver muchas posibilidades de renacimiento. La Iglesia de Cristo está formada por todos los nacidos de nuevo que han conservado su fe desde los primeros cristianos hasta el regreso de Jesús. El Espíritu Santo que está en nosotros es más fuerte que el espíritu del mundo. Jesús dice también que el Espíritu Santo asumirá también una misión con respecto al mundo: convencerlo de su culpabilidad ante Dios. Nuestra misión no es convencer a la gente de que es culpable ante Dios. Esa es la misión que ha asumido el Espíritu Santo. Nuestra misión es hablar a la gente de la voluntad de Dios, de su amor y de la buena nueva de la salvación por la gracia. Hoy en día, el cristianismo está debilitado porque la participación del Espíritu Santo se ha convertido en mínima, a menudo sustituida por nuestras habilidades humanas o teorías dogmáticas. Quienes involucran al Espíritu Santo en su vida diaria experimentan la victoria sobre el pecado, y la vida cristiana se enriquece con seguridad y alegría, independientemente de las circunstancias cotidianas.