Hacia lo NuevoMuestra

¿Has estado alguna vez nadando en el mar y de repente te has dado cuenta de que estabas muy lejos de la orilla? Cuanto más lejos estemos, más difícil será volver. A veces, la corriente nos lleva a profundidades en donde no tenemos fuerzas para seguir nadando. Incluso nos puede llevar a lugares donde nos podríamos chocar contra alguna roca o encontrarnos con animales peligrosos.

Así son las corrientes de este mundo, invisibles y sutiles, pero fuertes para llevarnos, si no estamos alerta. Son corrientes que van en contra de lo que Dios dicta en su Palabra y fácilmente pueden engañarnos si no las detectamos a tiempo. Por eso es tan importante nadar contra la corriente antes de llegar a un lugar donde no es imposible, pero sí difícil, salir y volver a un lugar seguro. Para nadar tenemos que tener músculos fuertes, renovándonos cada día con el poder del Espíritu Santo, a través de la lectura de la Palabra y oración.

Dios busca seguidores radicales, comprometidos y firmes en la fe para ir a contracorriente, marcando una diferencia en un mundo que se pierde. Estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Nuestra meta es distinta, nuestra manera de pensar, hablar, actuar y vivir es diferente y no debemos tener miedo de mostrarlo o destacar por ello. Al contrario, ¡qué privilegio tenemos de conocer a Jesús y ser sus representantes en la Tierra! ¡Representémosle bien!

¿Cómo puedes vivir a contracorriente?