InofendibleMuestra
“LO SIENTO”
Una de las cosas más tristes de las que me empiezo a dar cuenta es que algunas personas esperan por una disculpa, que quizás nunca llegue, para poder seguir adelante. Así que, ¿puedo disculparme por el ofensor ahora mismo? Dios desea tanto que sigas adelante, pero no desea que lo hagas sin sanar.
Estoy realmente apenado por cada cosa y cada persona que alguna vez te haya dañado. Lo siento mucho por cada persona que nunca estuvo presente para ti. Lamento el racismo que experimentaste. Me apena el abuso sexual. Me disculpo por el abuso verbal. Siento que te hayan abandonado. Lamento que te hayan dejado ir. Me apena que no te hayan escogido. Lo siento.
Pero, ¿podemos invitar a Dios a entrar en esta zona? ¿Quieres entregarle tu dolor? Tu dolor no tiene por qué ser una prisión. Tu dolor tiene un propósito, y manejarlo tú solo puede ser agobiante.
Quiero que le permitas a Dios liberarte de todos los momentos en que nadie te animó. Deseo que permitas que Dios te libere de todas las cosas que te han dicho, y de todas las cosas que no te han dicho lo suficiente. Retener esa ofensa, ese dolor, es arruinar tu futuro.
Una de las formas de liberarnos de la ofensa es tomar la iniciativa de convertirnos en la clase de persona que queremos que los demás sean con nosotros. Si has estado esperando ser animado, notado y apreciado--entonces ve a buscar a alguien que esté desanimado, que pase desapercibido y que no sea apreciado y sé para él todo lo que siempre has anhelado tener para ti.
Elige animar a otros con locura. Resalta sus detalles pequeños y maravillosos. Aprecia lo que los demás aportan. Pueden haber conflictos sin resolver entre tú y alguien a quien amas, todo porque te sientes inadvertido, no apreciado y desvalorizado por esa persona. Deja de permitir que la ofensa ponga una separación entre tú y tus seres queridos. Haz tu parte. Fíjate en ellos. Aprécialos. Valóralos. Hagas lo que hagas, no vivas un día más de tu vida asfixiado por el veneno de la ofensa.
Acerca de este Plan
La estrategia del enemigo es poner distancia entre nosotros y las personas que más amamos, una ofensa a la vez. Inofensible es el esquema de cómo Dios puede usar las cosas de la vida que más nos han herido, para formar nuestra confianza y ayuarnos a ser la persona que siempre hemos querido ser. Ser inofensibles, no se trata de nunca ofenderse. Se trata de no mantenerse ofendido
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