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Las batallas a las que se enfrentan las mujeres: propósito

Soy fanática de los deportes, específicamente fanática del fútbol. Cuando mi equipo estaba en un partido de ganar o irse en casa, estaba... llamémoslo... muy entusiasta. Mientras veíamos el juego con algunos amigos, me ponía de pie y gritaba básicamente cuando pasaba algo. Aparentemente, fue demasiado para la persona detrás de mí porque amablemente me pidió que me quedara sentada para que él pudiera ver la televisión. Mi respuesta para él fue enfática: “¡No puedo evitarlo!”

Creo que nuestro propósito es muy parecido.

En la lectura de hoy, nos encontramos con Moisés. Tuvo la experiencia única de escuchar a Dios decir: “... Debes sacar a mi pueblo Israel de Egipto”. Curiosamente, incluso antes de que eso sucediera, ya estábamos viendo destellos de cómo Dios tenía la intención de usarlo.

Cuando Moisés estaba de vuelta en Egipto y vio a uno de sus compañeros israelitas siendo golpeado por un egipcio, ¿qué hizo? Él interviene para defenderlo. Al día siguiente, ve a dos israelitas discutiendo y, nuevamente, trata de ayudarlos a resolver su disputa. Más tarde, acude en ayuda de unas mujeres que estaban siendo acosadas en el desierto.

Entonces, antes de que existiera el llamado de libertador, Moisés había estado viviendo ese rol.

A menudo pensamos que nuestro propósito es un gran misterio por descubrir, pero ¿podría ser que en realidad ha sido parte de nosotras todo el tiempo? ¿En qué situaciones has estado en las que simplemente no pudiste evitar hacer algo al respecto? Puede que no se haya sentido como algo grande, pero podría ser un indicador de algo grande que Dios quiere hacer en ti y a través de ti.

También recuerda esto, solo porque sea tu propósito no significa que será fácil. Moisés tuvo que lidiar con Faraón y un grupo de israelitas que se quejaban junto con los desafíos del Mar Rojo y la vida en el desierto. Pero cada vez, Dios fue fiel en cuidarlo.

Estás maravillosa y maravillosamente hecha con un conjunto único de habilidades, talentos y fortalezas. Dios te ha equipado para vivir tu vida a propósito para Él. Antes de que te des cuenta, tal vez estarás diciendo: "¡Simplemente no puedo evitarlo!" a medida que comienza a cumplir con ese llamado.