Compromete tu trabajo al SeñorMuestra

Vivir una vida comprometida


Cuando vivimos una vida totalmente comprometida con servir a Dios en nuestros esfuerzos diarios, hay un poder que no solo sentimos nosotros, sino también quienes nos rodean.

Esta transformación cambia las reglas del juego. Hará que los demás se pregunten qué hay de diferente en ti y te animará a trabajar con diligencia para hacer realidad tus sueños. Cuando Dios está presente en nuestras vidas, nuestras vidas tienen un impacto. Nuestras acciones se convierten en algo más que tareas diarias.

Cuando permitimos que nos utilice como una herramienta para la grandeza, Dios hace precisamente eso. Recuerda que servimos a un Dios que nunca se ha retractado de Su Palabra, y nos ha prometido que si sólo priorizamos nuestra relación con Él, que nuestros planes serán establecidos por Él.

Vivir una vida comprometida no significa que no vayamos a experimentar dificultades. No significa que vayamos a saltar de la cama, listos y entusiasmados para afrontar cada día. Sin embargo, sí proporciona una mayor motivación y determinación para superar los momentos difíciles. Una vida comprometida tiene dirección, pues sabemos que no sólo trabajamos para nosotros mismos, sino que trabajamos en nombre de Dios y con su bendición.

Dios quiere que soñemos en grande y alcancemos esos grandes objetivos. Sueños. Dios también conoce el camino que debemos recorrer para que esto sea una realidad. A menudo, las personas sienten que están esperando en Dios, cuando en realidad ¡Él está esperando en nosotros! Él está esperando que demos los pasos necesarios para darle vida a los sueños que Él ha puesto en nuestros corazones. Sólo cuando tomamos la decisión de vivir una vida comprometida con el Señor comenzaremos a alimentar esos mismos sueños.

Sin un compromiso con Dios, estamos a la deriva en el mar. Flotar sin rumbo nos llevará por todos lados.

Una vida comprometida, sin embargo, nos permite manipular las velas para que podamos encontrar tierra firme.

Comprométete con el Señor, y Él te encaminará hacia la grandeza.