Jesús, el Buen Pastor

Los pastores cuidan de sus ovejas, trasladan los rebaños de un campo a otro y se aseguran de que tengan suficiente comida. Buscan arroyos tranquilos para que las ovejas puedan beber agua tranquilamente. Cuando los animales salvajes amenazan al rebaño, el pastor ahuyenta a los depredadores.

Por la noche, los pastores conducen a sus ovejas a un corral comunitario. Luego se acuestan y duermen a la entrada para proteger a sus ovejas del peligro.

Por la mañana, los pastores llaman suavemente a sus ovejas por su nombre. Cada oveja reconoce la voz de su pastor y le sigue fuera del corral hasta el prado. Las ovejas confían en su pastor.

En el Antiguo Testamento, el rey David, el hijo menor de su familia, pasaba muchas horas en las colinas que rodeaban su casa cuidando del rebaño familiar.

David asumió su papel de todo corazón. Llevó a las ovejas a lugares fértiles para que tuvieran suficiente comida. Encontró arroyos tranquilos para que pudieran beber sin sentirse amenazadas. Y cuando se acercaba un animal salvaje, David sacaba su honda, la cargaba con una piedra lisa y ahuyentaba al depredador.

A lo largo de su vida, David confió en que Dios sería su pastor. Como el Señor estaba con él, David no temió ningún mal. Confiaba en que el Señor lo guiaría, especialmente a través de sus peligros más oscuros, incluso cuando se enfrentaba a la muerte. El Señor bendijo a David más allá de lo que su copa podía contener.

Cuando Jesús se comparó a sí mismo con el buen pastor, su audiencia comprendió estas cosas. Jesús ya había prometido a los que confiaban en Él que Él era el pan de vida. También prometió darles agua viva que saciaría su alma sedienta. Prometió guiarlos siendo la luz del mundo que sacaría a sus seguidores de las tinieblas. Ahora, al compararse con un buen pastor, prometió proteger a sus ovejas y proveer para ellas. Incluso prometió dar voluntariamente su vida por ellas.

Jesús dijo: "Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás. Nadie me las puede arrebatar, porque me las ha dado mi Padre, que es más poderoso que nadie. Nadie puede arrebatármelas de la mano del Padre" (Juan 10, 27-29).

Jesús ha prometido ser un buen pastor para los que le siguen, incluido tú. Él dio su vida para que pudieras saber que tus pecados son perdonados. Puedes conocer su voz y seguirle. Escucha su voz tranquila y silenciosa, especialmente cuando leas las Escrituras. Confía en Él para que te guíe a los lugares a los que quiere que vayas.

Reflexiona:

¿Cómo respondes cuando oyes la voz del Buen Pastor?

¿Sigues al Buen Pastor, confiando en Él para satisfacer tus necesidades?

Ora:

Gracias, Jesús, por ser mi pastor. Enséñame a escuchar Tu voz y a seguirte. Guárdame de seguir la voz de un extraño. Gracias por guiarme a los lugares donde Tú quieres que vaya.

Anne Marie Winz lleva mucho tiempo trabajando en Cru. Le gusta tomar café, leer buenos libros y hablar con sus amigas. Está casada con el increíble Mark Winz.