Fuerza en nuestra debilidad

Durante mi infancia, mi familia veía "Cuento de Navidad" todas las Navidades. Hay un momento en la película en el que Bob Cratchet y su hijo, el pequeño Tim, llegan tarde a casa de la iglesia. Bob se vuelve hacia su mujer y le dice: "Esperaba que la gente le viera en la iglesia, porque era un tullido, y podría ser agradable para ellos recordar, el día de Navidad, que hizo andar a los mendigos cojos y ver a los ciegos" ("Cuento de Navidad" de Charles Dickens).

El pequeño Tim era pequeño y frágil, pero estaba lleno de fe. Su esperanza era que su debilidad recordara a la gente a Cristo.

En Juan 9, Jesús cura a un hombre ciego de nacimiento. Pero la historia va más allá. Jesús también abre los ojos de su corazón.

A lo largo del capítulo, el hombre describe a Jesús de tres maneras diferentes. Cada vez está un paso más cerca de comprender quién es Jesús.

Primero, llama a Jesús hombre (Juan 9:11). Luego le llama profeta (Juan 9:17). Finalmente, después de ver a Jesús con sus nuevos ojos, ve quién es realmente: Dios (Juan 9:38).

En cambio, los fariseos retroceden cada vez que hablan de Jesús. Dicen que Él no viene de Dios (Juan 9:16). Luego, afirman saber que Él es un pecador (Juan 9:24). Y finalmente, ni siquiera saben de dónde viene (Juan 9:29). Cada vez se adentran más en la oscuridad y la incredulidad.

Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 9:5). Cuando Cristo dejó el mundo y ascendió al cielo, nos encargó que fuéramos luz para el mundo. No eligió a quien cabría esperar. Eligió a un mendigo ciego. Nos eligió a nosotros.

El pequeño Tim tenía razón.

Me gusta pensar que soy humilde como el ciego. Si soy sincero, me parezco más a los fariseos. A menudo me apoyo en mi propia fuerza y entendimiento. Necesito que me recuerden que cuando somos débiles, Dios nos da poder. Su poder nos permite ser luz para el mundo.

Si te sientes incapaz, cansado o impotente, recuerda que Dios dice: "Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Corintios 12: 9).

Reflexiona:

¿Cómo reflejas la luz de Dios al mundo?

¿En qué aspectos de tu vida confías en tus propias fuerzas?

Ora:

Padre, gracias por iluminar mi corazón con tu luz. "Con mayor razón me gloriaré de mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" (2 Corintios 12:9). Dame fuerzas para que pueda ser una luz para el mundo.

Jesse Madera forma parte del personal de Cru desde hace 10 años. Trabaja como escritor y editor para la división de publicaciones de Cru, Cru Resources.