Seamos de testimonio al mundo

Es cierto que la vida en el Señor es un regalo. Recibimos por gracia la Salvación, pero somos absolutamente responsables por lo que hagamos con ese regalo que nos ha sido dado, si lo descuidamos, y lo enterramos… ¿Qué provecho hay?

Dios nos ha regalado la salvación, pero la hemos guardado en las cuatro paredes de la iglesia, queriendo reservarla para nosotros. Pero entonces, ¿Cómo pretendes que la promesa del Señor se cumpla cuando dice que creas en Él y serás salvo tú y tu casa? Es a través de tu testimonio, de la fe que tú profesas, de la consolación con la que el Espíritu te ha consolado y que brindas a otros, y a través de la manifestación del poder y de la gloria de Dios.

En el Evangelio de Lucas, el Señor nos dice: “De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.” Lucas 21:32

Esa palabra generación, significa gente, raza y descendientes, y eso incluye a nuestra familia, a nuestros amigos, a la gente que nos rodea, a las personas que Dios ha puesto a nuestro alrededor. Nos dice Dios, que no pasará esta generación hasta que esto acontezca. ¿Por qué? ¿Acaso Dios se tarda? ¿Dios se olvidó de sus planes?

¡No! De ser así, caeríamos en ignorancia, caeríamos en la concupiscencia de los que se burlan y profanan la fe. Pero gracias a Dios no es así, si Él se ha tardado como algunos lo tienen por tardanza, no es por otra razón que por Su misericordia.

¿Qué pasaría iglesia de Jesucristo, si hoy Jesús viniera? ¿Estás seguro que te irías con Él para la eternidad? ¿Tienes la certeza en tu corazón que has hecho justicia, has levantado la cruz de Cristo a las naciones y has manifestado con vehemencia lo que Dios te ha dicho que manifiestes, o lo has escondido? Creo que hay mucho que podemos hacer, tal vez no lo hagamos todo, pero es hora de que nos movamos de la silla y de la comodidad en la que vivimos y testifiquemos que Cristo es la esperanza, que solamente con amor es necesario que la oración y el poder de Dios actúen a través nuestro.

Un discípulo no se conoce por el deleite en el que vive, se conoce porque manifiesta ese deleite de la presencia del Señor y es testimonio para otros. Ese testimonio abraza personas, abraza familias, cobija a la necesidad, ampara al que está enlutado y le manifiesta al mundo, la verdad que nosotros somos verdaderamente sus discípulos.