La cruz y la resurrección de JesúsMuestra
En este momento, Jesús ha estado en un escaparate durante los dos o tres años de su ministerio público. Ahora, sin embargo, se ha ganado la enemistad de las autoridades religiosas y políticas. Les sienta mal su popularidad, le temen a su potencial poder político y sospechan de sus motivaciones. Por lo tanto, era necesario aplastar a Jesús. Prepararon un juicio amañado contra Él, lo declararon culpable de traición y lograron asegurar la sanción del gobernador romano para ejecutar a Jesús mediante crucifixión. A ellos esto les pareció conveniente y oportuno para conseguir sus objetivos religiosos y políticos.
Y mientras los soldados se mofan de Jesús como si fuera el Rey de los judíos, Mateo sabe claramente, así como sus lectores y Dios lo saben, que Jesús realmente es el rey de los judíos.
Los que conocen bien la Biblia saben perfectamente que Jesús es más que el Rey de los judíos; es el Rey de todos, es Señor de todos. Mateo mismo lo deja muy claro en sus últimos versículos. Ya resucitado, Jesús declaró que toda la autoridad en el Cielo y en la Tierra era suya (Mateo 28:18); su autoridad no es otra cosa que la autoridad del propio Dios. Él es Rey del universo. Es Rey de los soldados que se burlaron de Él. Es Rey tuyo y mío. Y algún día, nos asegura Pablo, toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Jesús es el Señor. El hombre de quien se burlan, llamándole “rey”, es el verdadero Rey.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Crees? ¿O te encuentras entre los millones de personas que en cuanto comienzan a ver de qué trata la cruz, descartan el relato completamente porque les parece un escándalo? ¿Un Dios que vive, muere y resucita? ¿Un Dios que nos mira con ira pero nos ama igualmente? ¿Una cruz en la cual Dios envía y a la vez recibe el castigo? ¡Un escándalo! Nada es más central en la Biblia que la muerte y resurrección de Jesús. La Biblia entera gira alrededor de un fin de semana en Jerusalén hace unos dos mil años. Todo intento por entender la Biblia sin pensar sobre cómo integrar la crucifixión y resurrección de Jesús fracasará, no será más que un ejercicio de irrelevancia. Los mismos seguidores de Jesús no esperaban que le crucificaran y definitivamente no esperaban que resucitara. Sin embargo, después de ocurridos estos eventos, sus pensamientos y actitudes fueron transformados de tal manera que entendieron que era inevitable que Jesús muriera en una cruz y dejara una tumba vacía. Desde ese momento, sus vidas enteras cambiaron.
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