LIBERTAD de la pornografía para hombresMuestra
LIBERTAD al reconocer y confesar el problema
La pornografía está en todos lados y puede iniciar inocentemente o inclusive por accidente. Sin embargo, una vez que llega a ser parte de nuestra vida, se posiciona más y más en los sitios más oscuros de nuestra alma. Al final, la pornografía justifica el sexo y lo hace pequeño y sin sentido. Envenena las relaciones, y cómo vemos y tratamos a otros.
Basado en cientos de conversaciones con hombres buscando salir de la trampa de la pornografía, supongo que no estás aquí para averiguar si la pornografía es un problema. Estás aquí para obtener ayuda para deshacerte del problema. Una vez que reconocemos el problema, debemos verlo tal como es y admitir nuestros pecados. Pero admitir nuestros pecados es el primer paso y no el último.
El arrepentimiento es a menudo mal interpretado en su concepto. Para muchos, arrepentimiento significa admitir el pecado y decir lo siento. Sin embargo, es mucho más que esto. En griego, la palabra significa rechazar el pecado. Sin embargo, la Biblia va mas allá y habla acerca de un cambio de mentalidad que da como resultados un cambio en el actuar.
Cambiar nuestras acciones significa dejar de fingir que podemos ejercer más auto-control y manejar las tentaciones. Esto significa que no debemos creer las mentiras de que podemos manejar esto o que se irá cuando nos casemos. Ahora es el momento de dejar de engañarte de que vas a orar más, leer más la Biblia, o ir más a la iglesia para ganar esta batalla. Arrepiéntete de tu pecado y permanece leyendo y aprendiendo cómo ganar la batalla para ser libre.
Padre, por favor dame la fuerza para confiar en ti. Dame el coraje para admitir mi pecado y buscar un cambio de mentalidad que resulte en un cambio de acción. Ayúdame a descubrir el poder que viene de ponerte primero en mi vida y libérame de este pecado. Amén.
Acerca de este Plan
El porno es un campo de batalla con muchas víctimas, incluidas vidas y relaciones rotas. Nos desconecta de la realidad y afecta negativamente a nuestras expectativas sobre el sexo y el amor. Desencadena cambios en nuestro cuerpo que se vuelven adictivos y dañinos. Puede llevarnos a cometer otros pecados y, lo peor de todo, nos aleja del amor de Dios. Dios quiere ayudarte a liberarte del patrón de lujuria, culpa y promesas rotas.
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